lunes, 8 de septiembre de 2008
Salir con jovencitos : en busca del tiempo perdido
Una buena noticia de cumplir 40 años, es que la cantidad de candidatos masculinos a nuestra disposición, se amplía enormemente.
Cuando teníamos 20 años, los de más de 25 nos parecían viejos y los de menos de 20 eran demasiado inmaduros. Cuando teníamos 30, los de 40 eran ancianos y los de 20 unos bobitos. A los 40, una ya es una mujer hecha y derecha. De un hombre no esperamos que nos mantenga ni que nos halague. Sólo esperamos compartir un buen rato con un compañero que sea un “igual emocional”. Entonces nos damos cuenta de que, como los hombres de 40 a 60 se parecen bastante, tenemos un estómago mucho más duro para no hacerle ascos a tipos que antes no nos hubieran interesado para nada.
A los 40, al más feo le encontramos alguna característica encantadora: ojos expresivos, manos estilizadas, linda sonrisa, lindos lóbulos de orejas... El abanico de posibilidades masculinas se nos dispara como un torpedo... y hasta donde el estómago nos dé, porque no hay señor que rechace a una mujer de nuestra edad.
La Señora Robinson de El Graduado era mucho más interesante y sexy que su joven hija. La película Verano del ´42 (una banda de muchachitos enamorados de una cuarentona) calentó las braguetas de toda una generación de imberbes.
Los jovencitos fantasean con nosotras, y con todo lo que el contacto con una mujer mayor les pueda dar de experiencia humana o sexual y de lustre del ego.
Así que también esta franja masculina etaria- años atrás absolutamente despreciable e ignorada-, se nos dispara como target nuevo y atractivo.
El popular cantautor guatemalteco Ricardo Arjona nos dio una mano con su conocido tema “ Señora de las cuatro décadas”, tema en el que nos describe como “mujeres de pisadas de fuego al andar”, con “ese toque sensual y esa fuerza volcánica de su mirar”. Dice que somos una “amalgama perfecta entre experiencia y juventud” que una cuarentona “ no necesita enseñar su figura detrás de un escote, su talento está en manejar con más cuidado el arte de amar”.
Y sigue endulzándonos los oídos:
“Señora de las cuatro décadas,
no insista en regresar a los 30,
con sus 40 y tantos encima
deja huellas por donde camina,
que la hacen dueña de cualquier lugar.
Cómo sueño con usted, señora, imagínese,
que no hablo de otra cosa que no sea de usted,
¿qué es lo que tengo que hacer, señora,
para ver si se enamora
de este diez años menor?
Señora, no le quite años a su vida;
póngale vida a los años, que es mejor”,
nos dice Arjona invitándonos al destape.
Lo único que impide que revoleemos la chancleta es que, a esta edad en que los tenemos a todos a nuestros pies, a veces nos ponemos pretenciosas. ¿ Cómo no vamos a ser pretenciosas, si tenemos tanto para dar? Tenemos un cuerpo joven, somos más libres sexualmente y tenemos un cerebro rico en experiencias. Nuestras charlas son profundas y nuestro sentido del humor se agudizó con los años. ¿Le daríamos alguno chance a uno “ diez años menores”, como dice Arjona? Si el de diez años menos no es un bobito...¿ Por qué no? Eso de buscarse parejas menores no es atributo de los varones ni de las famosas. Todos ganarían con el destape: los varones a quienes siempre les gustaron las maduras harían realidad sus sueños edípicos, y nosotras ganamos ampliando nuestro espectro de elección.
Históricamente las mujeres salieron con hombres mayores que ellas, porque ellas maduran antes. Los hombres prefieren mujeres diez años más jóvenes que ellos, para que hagan juego con su edad mental. Por eso, los hombres de nuestra edad nos parecían inmaduros.
Con el tiempo, las mujeres descubrimos que los años cronológicos de un hombre no son ninguna garantía de madurez mental. Por eso, la idea de noviar con jovencitos nos empezó a parecer algo posible.
Salir con un hombre más joven tiene varios atractivos:
- Nos reencontramos en la cama con alguien que aún tienen un cuerpo fibroso y ágil, justo en la etapa en que los cuerpos de nuestros coetáneos cobran la consistencia de la gelatina.
- Tenemos a alguien cuyas imperiosas urgencias sexuales nos hacen sentir como una irresistible bomba sexual. Aunque tengamos que reconocer que esas urgencias se deben más a las hormonas de ellos que a nuestros atractivos.
- Volvemos a revivir nuestros años de juventud estando con alguien sin canas, sin arrugas y sin experiencia.
Muchas famosas señoras mayores descubrieron cuál es la diferencia de edad ideal entre el hombre y la mujer:
Catalina de Aragón le llevaba 6 años al rey Enrique VIII de Inglaterra.
María I le llevaba 11 años al Rey Felipe II de España.
María de Escocia le llevaba 2 años al Rey Francisco II de Francia.
Anne Hathaway le llevaba 7 años a William Shakespeare.
Josefina de Beaurnais le llevaba 6 años a Napoleón Bonaparte.
Mary Anne Windham Lewis le llevaba 11 años a Benjamin Disraelí.
Jenny von Westphalen le llevaba 4 años a Carlos Marx.
Pearl Cecily Bowen le llevaba 17 años a Raymond Chandler.
Isadora Duncan le llevaba 17 años a Sergei Esenin.
Thelma Catherine Patricia Ryan le llevaba 1 año a Richard Nixon.
Marguerite Yourcenar, Cocó Chanel, George Sands, Cher, Madonna, Olivia Newton John , Elizabeth Taylor, Liza Minelli, Jacqueline Bisset- ...y sigue la lista- , son todas mujeres que llegado cierto punto de la vida se dieron el lujo de elegir a su lado a hombres que en muchos casos podían ser sus hijos.
Ahora bien, si vamos a contar la verdad, es que los hombres jóvenes pecan, justamente, de portación de juventud. Nos cautivan, se entusiasman, nos adoran, nos seducen, nos juran amor eterno y un buen día demuestran que han llenado nuestra vida de magia: como buenos magos, nos echan unos polvos y desaparecen.
Su exceso de entusiasmo dura todo el tiempo en que salgas con él, en el sentido estricto de la palabra. Cuando luego de un tiempo de salidas, empiezas a desear entrar con él, la cosa se complica, y el chico se asusta. Porque él te quiere para estar afuera, o en la cama, sin términos medios. Nada de cumpleaños de amigos, almuerzos familiares ni bautismos de la ahijada.
Es el momento en que una empieza a perseguirse con preguntas absurdas: “¿Qué hice mal? ¿ Lo presioné demasiado?¿ Se contracturó la espalda al colgarme los estantes?”
Nada de lo que imagines es la verdadera razón de su huida estrepitosa.
La causa del fin de un sueño que duró poco es que él sólo quería pasarla bien, tener un lindo romance, vaciarte la heladera, robarte unos compacts, pedirte que le salgas de garante para una hipoteca... y basta.
Tal vez empezó a pensar demasiado en ti, creyó enamorarse de veras... y no se sintió emocionalmente preparado para cumplir con tus expectativas de “novio formal”.
Pero eso tampoco es consecuencia de salir con uno de 20... ¡todo eso mismo te puede pasar con uno de 50!
El mundo está lleno de vejetes que tampoco se sienten emocionalmente maduros para pasar a cierto nivel de permanencia y compromiso. Y encima, sexualmente son mucho menos efectivos.
Si te enamoraste de un jovencito, recuerda que la inmadurez siempre se hace notar. Y que no hay cosa más fea que encontrarte un día en la cama con un hombre más delgado, más lindo y más joven que tú: te hace sentir una ruina! Cuando sales con un jovencito, todo va bien hasta que te topas con un espejo lo suficientemente grande como para que te veas a su lado. La primera imagen que te viene a la mente es la de un escolar ( él) observando una momia inca ( tú) en un museo etnográfico. Y eso té llena de problemas, porque vives pendiente de cada mujer joven que se le acerque con una sonrisa. Todas te parecen una amenaza, porque todas son menores que tú. Tienes que sentirte muy segura, para no morir de celos junto a un amante muy joven.
En cambio, junto a un señor mayor que ti, siempre serás tú la jovencita.
Es cuestión de gustos, pero me parece más conveniente unirte a un hombre hecho y derecho con la vida más o menos organizada, que unirte con un estudiante que aún no sabe a qué se dedicará. Para indecisiones, ya está una... ¿no?
Lo bueno de cumplir 40 es que todos los hombres del planeta están ahí para una: los mayores, los menores, los de tu edad, y los de la edad de tu hijo. A los 30 no te atraían los de 50, que ahora sí te interesan. Y te puedes enredar con uno de 20, siempre y cuando uses buenas cortinas en la ventana donde entra el sol y luces bajas en tu habitación. Eso sí: nunca le digas que te duele la cabeza... Pero... ¿ cómo imaginar que te pueda doler?
“Consejos para un hombre joven”
Si tu novio joven aún tiene reparos en quedarse con una mujer que lo dobla en edad, deberías mostrarle estas palabras históricas escritas en 1745 por Benjamín Franklin, creador de la Constitución de Estados Unidos y de los anteojos bifocales
1- Hay que casarse con mujeres mayores que uno porque tienen más conocimiento del mundo, sus mentes está más cargadas de observaciones, su conversación es superior, más entretenida, agradable y duradera.
2-Porque cuando las mujeres dejan de ser bellas, estudian para ser buenas.
Para mantener su influencia sobre los hombres, ellas reemplazan la disminución de su belleza con un aumento de su utilidad. Aprenden a hacer miles de servicios pequeños y grandes, y son las más tiernas y útiles de todos los amigos que pueda tener cuando estás enfermo. Siempre son amables, y no cambian de ánimo. Y es muy difícil encontrar a una mujer mayor que no sea buena.
3-Porque no hay peligro de que tengan hijos, con todos los inconvenientes que estos traen.
4- Porque a través de su mayor experiencia, ellas son más prudentes y discretas manteniendo secretos. El trato con ellas es, por lo tanto, más seguro con respecto a vuestra reputación. Con respecto a la reputación de ella, debes considerar que la gente siempre está más inclinada a excusar los deslices de una mujer mayor que los de una joven caprichosa, con lo cual su reputación también está a salvo. Una mujer mayor cuidará amablemente de un hombre joven, lo formará educado con sus buenos consejos, y evitará que él pierda a buena salud y fortuna entre mercenarias prostitutas.
5-Porque en cada animal que camina, la deficiencia de los fluidos que llenan los músculos aparece primero en la parte más alta, lo primero que se arruga es la cara, después el cuello, luego los pechos y brazos, mientras que en las partes de abajo continúan tan llenas como siempre. Por lo tanto, cubriendo lo de arriba con una canasta y lo de abajo con un corset es imposible distinguir entre dos mujeres así ataviadas cuál es la vieja y cuál es la joven. Y como de noche todos los gatos son negros, el placer del disfrute corporal con una mujer mayor es al menos igual o frecuentemente superior que con una joven y cada vez se logra hacerlo mejor.
6- Porque el pecado es menor. El himeneo de una virgen puede ser su ruina y hacerla infeliz.
7- Porque el arrepentimiento es menor. Haberle arruinado la vida a una joven miserable te llena de frecuentes reflexiones amargas, ninguna de las cuales sucede haciendo feliz a una mujer mayor.
8- ¡Y porque son tan agradecidas!
Luego le haces una torta de chocolate y crema en agradecimiento por haber leído algo, ¡cosa bastante difícil que haga un hombre joven!
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