miércoles, 4 de mayo de 2011

Fantasias femeninas

1-Que tu ex novio te pida perdón de rodillas. 2-Que tu ex novio te pida que vuelvas con él de rodillas. 3-Que tu ex novio te pida que vuelvas con él de rodillas, ya estés enamorada de otro y le digas que es demasiado tarde.. 4-Hacerte depilación definitiva. 5-Comprarte una bicicleta fija para poder hacer ejercicio todos los días (aunque todos sabemos que nadie usa una bicicleta fija una vez que la tiene) 6-Enamorar perdidamente a hombre ermitaño, oscuro y torturado, que jamás se haya fijado en otra mujer. 7-Bajar de peso espontáneamente porque tenés mucho trabajo y te olvidás de comer 8-Que él llame - finalmente - para explicar que el motivo de su silencio era que había perdido tu número telefónico. 9-Tener sexo con un profesor (siempre nos encanta algún profesor). 10-Que dos hombres se agarren a las trompadas por vos. 11-Que los diseñadores hagan menos toreritas color naranja alerta para deslumbrar a sus colegas, y hagan más pantalones negros para deslumbrar a sus clientas. 12-Que salga al mercado un dulce de leche bajas calorías de verdad. 13-Poder tocar el control remoto alguna vez. 14-Tener un admirador secreto. 15-Llegar a ser viejita al lado de tu pareja. 16-Que tu primer novio (quien probablemente ya tuvo muchas novias, una esposa, hijos y nietos) haya estado siempre enamorado de vos. 17-Cuando tenés cinco años: casarte con el compañero de facultad de tu hermana mayor. 18-Hacer un pacto con el diablo y –sin importar lo que comas- no volver a engordar nunca más. 19-Cada vez que estás menstruando y te duele la panza: que te extirpen el útero, que te aten las trompas, o incluso que te vacíen toda. 20-Poder usar remera sin corpiño y que todo quede en su lugar. 21-Comprar compulsivamente sin preguntar los precios, llevar cada prenda en varios colores y, cuando llegás a tu casa, desparramar todo sobre la cama para mirarlo. 22-Que lo que haya dicho la tarotista o el horóscopo sea cierto. 23-Usar los más viles aros de lata, alambre de púa o chatarra repujada y que no te den alergia. 24-Cambiar a un hijo de puta. 25-Ser la más linda de una fiesta, de la universidad, de un grupo de amigos, o -aunque más no sea- de la familia. 26-Acostarse con un desconocido. 27-Dejar de perder la lima de uñas, la pincita de depilar y el alicate una vez por semana. 28-Tener un vestidor o un placard con organizador para zapatos. 29-Encontrarte con el hombre que te rompió el corazón justo cuando estás más flaca, más linda y mejor vestida. 30-Empezar el gimnasio, ir a correr, o a clases de natación, y mantener esa rutina durante años. 31-Descubrir qué clase de enferma mental sigue diseñando corpiños con la taza en punta. 32-Cada vez que salís un sábado por la noche con amigas: conocer al amor de tu vida. 33-Cada vez que te enamorás y no te corresponden: que existan las pócimas de amor. 34-Saber a dónde van a morir las tapas de los tupperwares. 35-Que esa infeliz que habla todo el día de lo perfecto que es su marido, se entere de que es cornuda. 36-Que tu pelo se mueva como en la publicidad de “Pantene“. 37-Que tu pareja no se parezca a la de tus padres. 38-Poder detectar qué zapatos te van a mutilar los dedos antes de comprarlos. 39-Encontrar a los mogólicos que diseñan bikinis para explicarles que la parte de abajo y la de arriba rara vez le sirven a la misma mujer. 40-Cuando tenés una cita: que si el hombre resulta ser un imbécil, te reintegre el dinero que invertiste en peluquería y vestimenta. 41-Que el talle “M” sea siempre “M” de “medium” y no “M” de muñeca Barbie. 42-Que alguna vez ellos contesten la pregunta “¿En qué estás pensando?”. 43-Tener un cuerpo perfecto para poder tirarte encima cualquier trapito de oferta. 44-Que los poros finalmente se cierren, que las estrías se borren, que las puntas del pelo se regeneren, que la celulitis se alise, que los brazos se tonifiquen, que la panza se endurezca y que la cola se levante sin hacer demasiado esfuerzo.. 45-Que él por fin se de cuenta de que “serían perfectos juntos”. 46-Cuando el amor de tu vida ni te registra: que sorpresivamente te declare su amor 47-Que la empleada doméstica deje de meter tus corpiños con aro en el lavarropas. 48-Que tu hermana menor deje de usarte la ropa. 49-Volver a ser soltera. 50-No ser la última de la familia en casarte

sábado, 2 de abril de 2011

" Nadie plancha como yo" sigue en cartel todos los sabados!

TE AGRADECEREMOS MUCHÍSIMO EL REENVÍO DE ESTE MAIL A TUS CONTACTOS PARA DIFUNDIR! www.nadieplanchacomoyo.com.ar “Una delicia de espectáculo, con Valeria Kamenet, una actriz sorprendente, deliciosa. Las mujeres que me acompañaban se reían sin parar porque el tema es las mujeres solas. Uno se ríe mucho y se lleva una reflexión y es que a veces las personas se quedan solas por no saber hacer una buena lectura de lo que las rodea. Felicitaciones a Mariano porque me encantan los directores que en un unipersonal consiguen un despliegue tan entretenido. Es muy bueno lo que han hecho. Un unipersonal resuelto maravillosamente y quiero hacer correr la voz porque es muy lindo, muy disfrutable, uno se ríe, piensa, encuentra situaciones parecidas”, Víctor Hugo Morales, Radio Continental “A casi toda la gente que va le encanta la obra, se divierte y aplaude a Valeria Kamenet con entusiasmo y con convencimiento (por lo menos, así sucedió en la función que asistió esta cronista, y es muy probable que suceda siempre)”, Verónica Pages, Diario La Nación “Durante una hora Valeria Kamenet le da vida a esta mujer que se describe como ‘soltera por decisión’, pero que nunca pierde las esperanzas de conocer a ese hombre que la llene y le de significado a su existencia. El texto de Ana von Rebeur se resuelve de forma ágil e ilustrativa...”, Site Eventos, Buenos Aires “Con experiencia en la dirección de clásicos, Dossena asume el compromiso de dirigir un unipersonal humorístico, que resuelve profesionalmente. Todo el despliegue de la actriz es perfectamente acompañado con una magnifica oralidad, con su exquisita habilidad física para transitar la historia y por la gran destreza de su figura (Valeria Kamenet), quien se apropia con solidez de la puesta”, Monica Leiva, www.tranviasydeseos.com.ar “Aún en los momentos de frustración, la protagonista nunca pierda el humor y muestra una catarata de chistes de todos los matices y colores referentes al tema que más le importa: los hombres con los que salió. Con un giro inesperado, la historia cierra con un final esperanzador para cualquier soltero, cuando la protagonista de este unipersonal nos invita a comprender que nunca es tarde para amar y ser amado”, www.nuestrosactores.com.ar “Valeria Kamenet compone un personaje vigoroso, bien logrado desde lo estético, que transita la obra con delicadeza y soltura, ratificando su reconocido talento y oficio.(…) Una mirada calida y divertida sobre quizás la gran paradoja de esta sociedad... cada vez más conectados, pero cada vez más solos, haciendo la plancha en el mar de nuestra existencia”, Sergio Bollinchx, Blog Criticunder El sábado 5 de marzo a las 20.30 hs. comienza la SEGUNDA TEMPORADA de Nadie plancha como yo De Ana von Rebeur, con Valeria Kamenet, y dirección de Mariano Dossena (El Tiempo y Los Conway y Los Invertidos ) El sábado 5 de marzo a las 20.30 hs. se inicia la segunda temporada de la elogiada propuesta “Nadie plancha como yo”, espectáculo unipersonal humorístico escrito por Ana von Rebeur, protagonizado por Valeria Kamenet (Humordazada), con música original de Diego Lozano, producción de Pablo Silva y dirección de Mariano Dossena (El Tiempo y Los Conway y Los invertidos). En el Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543. Entrada $40.- / Funciones: a partir del 5 de marzo, todos los sábados 20.30 hs. Una mujer espera encontrar al amor de su vida, el amor ideal, la pareja perfecta, espera… ¿Qué siente una mujer al descubrir que todos los hombres que conoció fueron desastrosos?, ¿Qué pasa por la cabeza de una mujer sola, desesperada por conocer a un hombre? ¿Las mujeres se enamoran solamente de los tipos malos, y no registran a los buenos?, ¿Qué haría una mujer que, a pesar de tener mil novios, no tiene con quién salir un sábado a la noche?, ¿Existe, en realidad, la amistad entre el hombre y la mujer?, y la relación con un ex… ¿se puede recuperar? “En ‘Nadie plancha como yo’ una mujer repasa su vida sentimental tratando de descubrir por qué está sola, qué falló en su búsqueda de un amor de verdad. En este recorrido que ofrece carcajada tras carcajada, hombres y mujeres se sienten identificados ante la difícil empresa de buscar pareja. Esta obra nos arranca tantas risas como reflexiones y nos permite reírnos de este difícil milagro que es encontrar a quien amar… ¡y que justo quiera amarnos!”, comenta Ana Von Rebeur “Estoy muy feliz de iniciar esta segunda temporada de “Nadie plancha como yo”, una propuesta que nos ha dado infinitas satisfacciones a lo largo del año pasado y ahora Betty vuelve a invitarnos a reflexionar sobre por qué es tan difícil, encontrar a la pareja perfecta con el sentido del humor característico de Kamenet, actriz camaleónica por naturaleza. El reírnos de nosotros mismos, hace que podamos preguntarnos acerca de la soledad, de la búsqueda de completarnos con el otro, del amor”, comenta Mariano Dossena Sinopsis Un día con Betty, su mundo, sus anhelos de compañía, ella, revisa su pasado, dialoga con sí misma, fantasea con el hombre ideal para toda su vida. En esta solitaria espera, su mejor compañera, la plancha, que le da el título de la mujer perfecta, ama de casa pulcra, hacendosa y buena compañera. ¿Por qué no consigue marido? … ¿Existe el hombre perfecto? … ¿y la mujer? A lo largo de una hora, conviviendo con Betty, intentaremos llegar a algunas respuestas… Ficha Técnica: Autora: Ana von Rebeur; Interprete: Valeria Kamenet; Escenografía y Vestuario: Nicolás Nanni; Música Original: Diego Lozano; Luces: Pedro Zambrelli; Fotos: Pablo Vergottini; Operador de sonido: Tony Chavez; Producción: Pablo Silva; Dirección: Mariano Dossena. Un dato para nada menor es que este espectáculo ha sido invitado para participar en dos ciclos, tales como: El Festival de Teatro 2010 de ECUNHI y el Festival del Amor – Febrero del 2011, Centro Cultural de la Cooperación El sábado 5 de marzo comienza la SEGUNDA TEMPORADA del elogiado espectáculo NADIE PLANCHA COMO YO De Ana von Rebeur, con dirección de Mariano Dossena Funciones: todos los sábados a las 20.30 hs. en el Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543 // Tels. – Informes: 5077-8077 // Entrada $40.- Producción: SILVA PRODUCCIONES / www.silva.com.ar / info@silva.com.ar / 1557381067 Prensa: Silvina Pizarro. Tel.: 35325580 // 1550448132 // pizarrosilvina@gmail.com Sobre Ana von Rebeur Ana Von Rebeur es escritora, periodista, dibujatante, humorista, gráfica, caricaturista, ilustradora, guionista, columnista y de a ratos conductora de radio y TV. Comenzó su carrera como redactora y humorista gráfica permanente en las revistas “Humor” y “Sex Humor” (Ediciones de la Urraca) de 1985, hasta el cierre de la editorial en 1997. Publicó 30 libros de varios temas, en especial de humor, en Argentina, España, Colombia y Bosnia. Sobre Valeria Kamenet Actriz, bailarina, docente y psicopedagoga. Formó e integró los grupos humorísticos “Losconhipo” y “Los Kijotes” con el que hizo: “Reid Mortales” durante cinco temporadas. En 1997 estrenó el unipersonal “Valeria Kamenet en busca de un sketch”, con libro y dirección propios (espectáculo que estuvo en cartel durante cinco años). Trabajó paralelamente en la comedia musical “Las Hijas de Caruso”, con Valeria Lynch y Patricia Sosa y más adelante en la comedia “Debajo de las Polleras” de Franklin Rodríguez (Bauen). A comienzos del 2010 realizó una temporada de su nuevo espectáculo unipersonal – humorístico “Humordazada” en el Teatro La Comedia, con libro y dirección propios. En docencia ha trabajado desde 1990 como maestra de expresión corporal y juegos teatrales en el nivel inicial y ha llevado a cabo talleres de actuación para niños de todas las edades, adolescentes y adultos. WEB www.valeriakamenet.com.ar Sobre Mariano Dossena Actor, Director y Docente. Se ha formado como actor y director con maestros tales con Juan Carlos Gené, Verónica Oddo, Augusto Fernández, Rubén Szchumacher, Luciano Suardi y con diversos profesionales del exterior, tales como Alberto Isola (Perú), Jorge Guerra (Perú), Beatricce Braco (Italia) y Marcelo Díaz (Director residente en Alemania). Como director, acaba de estrenar (Febrero 2011 // Sala El Extranjero // todos los sábados a las 23 hs. ) “Los Invertidos”, de J. G. Castillo, acompañado de un destacado elenco entre los cuales se encuentran Maia Francia, Gustavo Pardi, Fernando Sayago y Emiliano Dionisi, entre otros. Entre sus trabajos se destacan: “El tiempo y Los Conway” de J.B. Priestley en el Centro Cultural de la Cooperación (Nominado Premios ACE y dos nominaciones Premios Teatro Del Mundo); “Tita Voto” de Beatriz Pustilnik con Leonor Manso, Hilda Bernal e Ingrid Pelicori en el Ciclo Teatro en Construcción de Cine Teatro Brown; “La Música” de Marguerite Duras en el Centro Cultural de la Cooperación; “Espacio Escondido” de Paúl Auster (La Tertulia y Teatro Nacional Cervantes)

jueves, 16 de diciembre de 2010

" Ponete en mis zapatos" , de Ana von Rebeur

No te pierdas la nueva comedia de Ana von Rebeur, basada en su libro " ¿ Quien enteinde a los hombres?" , que te cuenta todo lo que tenés que saber de la vida en pareja . Actúa la hermosa pareja formada por Mónica Greco y Lisandro "Patito" Carret : el hijo del gran Pato Carret. Estreno el 6 de enero en tres salas del Valle de Calamuchita, Córdoba. Los esperamos !!!! Todos los datos de la obra en : http://ponetemiszapatos.blogspot

domingo, 29 de agosto de 2010

Te metieron los cuernos, ¿ se puede perdonar?

Acabo de inaugurar un nuevo blog con avances de mi nuevo libro " ¿ Por qué cuernos me engañaste?" ( Todo acerca de la infidelidad) de Ana von Rebeur ( Editorial Norma), que ya está en todas las librerías . Visitalo, te vas a divertir mucho. Su dirección es : http://porquecuernosmeenganiaste.blogspot.com ( cuidado : no va con ñ sino con ni: enganiaste) ¡ Espero tus comentarios!

viernes, 9 de abril de 2010

Jennifer Aniston , feliz a los 40

Aniston dice que no le preocupa ser una mujer de "cuarenta y pico". "Me siento más feliz que nunca", aseguraba en una entrevista. "Creo que mientras uno va creciendo va ganando en sabiduría. Es un proceso lento, pero uno llega a un punto en que mirás la vida de una mejor manera, vivís más feliz, disfrutás más. A los 40, la vida deja de ser una lucha". Contra lo que muchos piensan, la actriz asegura que no le molesta tanto leer todo el tiempo especulaciones en la prensa sobre su vida amorosa. "Me causa gracia, me divierte y con los años logré ser indiferente a todo eso -dijo-. Creo que se escriben tantas tonterías que finalmente la gente se da cuenta de que son todas mentiras. Yo entiendo que estar en este negocio atrae ese tipo de atención, pero trato de que no me perturbe y seguir adelante con mis cosas". De cualquier manera, reconoce que no es fácil mantener una relación en estos tiempos. "Todos somos muy complicados -comenta-. Más demandantes, con más expectativas. Creamos muchas presiones en la otra persona y uno tiene que saber que su pareja no va a ser perfecta, no va a ser la respuesta a todo ni va a darte todo lo que querés y necesitás". Y pese a que su vida amorosa ha tenido su buena cantidad de complicaciones (ver ¿Por qué no le dura nadie?), se atreve a dar consejos: "Tenemos que aprender a apreciar nuestras diferencias y disfrutar del hecho de que todos evolucionamos de distintas maneras a través del tiempo. Y las parejas tienen que ajustarse a esos cambios. Si uno se abre a eso, puede ser interesante emprender ese viaje con tu pareja. Las relaciones no son cosas estáticas, hay que estar siempre comunicándose y entendiendo a tu pareja", dijo a The Sunday Mirror. Jennifer asegura que una pareja sólida "va más allá del amor". Eso, dice, "es sólo el principio de un proceso, pero la naturaleza y la intensidad de ese amor es algo que también debe evolucionar. Uno tiene que trabajar la relación y tratar de hacerlo de la manera más armónica posible. Esa es la parte más difícil. Uno tiene que focalizarse en las cosas que ama de la otra persona y a partir de eso enfrentar todos los cambios y desafíos. No es fácil, pero si las dos personas pueden hacerlo lograrán no ser derrotados por los malos momentos". Hija de padres divorciados, Jennifer dice que actuar fue lo que siempre la ayudó a lidiar con sus problemas personales. "Es una manera de estar en contacto con tus sentimientos más profundos y explorar emociones y dolor. El actuar, el humor, fue mi forma de lidiar con todo eso. Me tomó bastante tiempo". Ahora, con esos traumas (y otros) superados, dice que le llegó la hora de la serenidad y la calma. "Espero haber llegado a un punto en el cual pueda disfrutar de estar con un gran hombre y poder formar juntos una familia. Ese ha sido el sueño de toda mi vida".« ( "Clarin " , 9/4/10)

lunes, 31 de agosto de 2009

Cómo ser una vieja piola y digna

Mira estos videos que se rien de las damas entradas en años : Por qué deberias hacer paracaidismo antes de ser abuela: http://www.youtube.com/watch?v=Oif8C1KdRB0&feature=related ¿Qué sucede cuando las mujeres de 40 pierden la compostura? http://www.youtube.com/watch?v=Mqfv0SNMmgc&feature=related Encontré estos videos para que te rías un poco. Pero si vamos a ser sinceros, me parece que a medida que una mujer avanza en edad, más debería poner su dignidad en juego , hacer locuras y arriegarse a volcarse todo encima. Elegante, despues de los 40, ya no podrás ser durante mucho tiempo más. cada vez cuesta mas tiempo y dinero que te consideren bella. Y aunque lo seas, no es elegante no leer las letras chicas ni es elegante que te dueñlan las piernas o las cervicales, ni que te crezcan canasnuevas cada dos dias , ni usar dentadura postiza. Asi que para no ser elegante, hagamoslo bien : mi idea de la ancianidad es teñirme el pelo de violeta, contar chistes verdes con megáfono y hacer papelones por donde vaya . Y sí, también perder parte de mi atiuendo por vivir intensamente, como la abuela. Avisare a mis hijos que no me permitan ser elegante, y que me prohiban retapizar sillones, que es la primera señal de senilidad grave. Mi abuela murió con un sobre lleno de dinero denbajo de la almohada, que conservaba para retapizar sillones . Tengo una vecina cotogenraia amargada porque retapizar sillones aale mas caro que comprarlos nuevos. le he dicho que venda los suyos y me dicen " es que son de estilo, si los vendo no me darán lo que valen". Y se aferra a las cosas. Hay que ser una vieja loca de pelo violeta solamente aferrada a un cepillo de dientes y una botella de perfume para oler rico,y regalar todo lo acumulado en una vida de juntar porquerías que nadie quiere. ¡Eso es dignidad!

martes, 26 de mayo de 2009

Las mejores tienen más de 45

Este es un artículo escrito por Andy Rooney, corresponsal de 60 Minutes de CBS con su certera opinión sobre las mujeres que pasan los 45.Andy Rooney dice: "Mientras maduro en edad, valoro a las mujeres que pasan de los 45 más que a todas. Aquí hay unas pocas razones:Una mujer de más de 45 nunca te despertaría en medio de la noche para preguntarte ¿En qué piensas? No le importa lo que piensas.Si una mujer de más de 45 no quiere ver un juego de pelota, no se sienta a quejarse. Hace algo que le entretenga; y, usualmente, es más interesante que el partido.Una mujer de más de 45 se conoce a sí misma lo suficiente para saber quien es, lo que es, lo que quiere y de quién.A las mujeres de más de 45 les importa un bledo lo que tú puedas pensar sobre ellas o lo que hacen. Una mujer de más de 45 es digna. Difícilmente se pondría a gritarte en el teatro o en el medio de un restaurante caro. Pero por supuesto, si lo mereces, no dudará en matarte, si cree que puedes salirte con la tuya.Las mujeres adultas son generosas con los piropos, muchas veces inmerecidos. Ellas saben lo que es no ser apreciadas.Las mujeres de más de 45 son brujas. Nunca tendrás que confesarles tus pecados, ellas siempre los saben. Una mujer de más de 45 se ve bien con pinta labios rojo brillante. No pasa igual con las más jóvenes.Una vez superadas una arruga o dos, una mujer de más de 45 es mucho más sexy que sus contrapartes más jóvenes.Las mujeres mayores son directas y honestas Te dirán de inmediato si eres un idiota, o si estás actuando como tal!!!! Siempre sabrás donde estás parado con ellas. Si, adoramos a las mujeres de más de 45 por múltiples razones. Desafortunadamente no es reciproco. Por cada deslumbrante, inteligente y bien puesta mujer de más de 45, hay un calvo barrigón con pantalones curtidosiéndose como un idiota con una muchachita de 22 años. Damas, mis disculpas.Para todos esos hombres que dicen: por qué comprar la vaca entera si puedo comérmela por pedazos? Actualícense!!!!! Hoy en día el 80% de las mujeres están en contra del matrimonio. Y por que? Porque las mujeres se dieron cuenta de que no vale la pena comprar el puerco entero para solo comerse una salchichita.

lunes, 26 de enero de 2009

No mires tanta tele

Hace poco una amiga me decia que en este verano, como no tuvo vacaciones, se dedicó a miarara la tele, y que no hay programa como la gente.... Una pena, porque la tele está muy bien para cuando ya no 'puedes ni moverte por los dolores de la edad. Entre varias , le dijimos que cuando esté por encender la tele salga a andar en bicicleta . Empezó a hacerlo, y nos dice que es adictivo: cada vez hace recorridos más largos. Eso si, llega tan cansada que se tumba en el sofá ...a mirar la tele. Pero ahí si , tiene todo el derecho del mundo. A los 40 deberíamos dedicaros a hacer las cosas que no podremos a los 70...¡Bueno tampoco salto hípico o escalada como hicieron dos amigas de 40 y pico , que acabaron enyesadas!

martes, 28 de octubre de 2008

¿ Qué es cumplir cuarenta años?

Por Alejandro Rozitchner- De su blogspot http://100volando.blogspot.com/
Un amigo cumplió 40 años e hizo una fiesta inmensa en una disco que frecuentaba años atrás. Me pidió que hablara, que cumpliera con mi rol de pensador público y dijera unas palabras. Su pedido fue que dijera qué es cumplir cuarenta años. Dije esto que sigue: Una bendición. Atea. Cumplir cuarenta años es una bendición de la vida. Si pensamos por un momento en el animal que somos, en el mamífero complejo, si pensamos en un cuerpo de cuarenta años, nos vemos como animales ya vividos, curtidos. Un animal que logró mantenerse vivo bastante tiempo, ya no un accidente de la vida. Pasar la línea de los cuarenta es dejar de ser un accidente de la vida y comenzar a ser ya un logro. Cumplir cuarenta años, es para un varón, llegar a ser un hombre. Antes, en la liviandad y la inconsciencia, en ese largo período de padecimientos e incertidumbres dudosamente glorificado como juventud, uno cree que puede ganar, que puede hacerle trampa a la muerte, desarrollar una diferencia que lo ponga fuera de su alcance. Después de los cuarenta adquirimos consistencia plena: sabemos que la cosa un día termina, pero también –paradójicamente- sentimos que somos más fuertes, más densos, más concretos, más interesantes. Cumplir cuarenta es empezar a tener que elegir más que antes, no poder coquetear con todo como si un día uno pudiera levantarse y transformarse en princesa. O en príncipe. Se acabó la aventura de la ilusión, la aventura sonsa ligada al infinito. Empieza la aventura más valiosa, definitiva, el cuarentlón, donde uno tiene que mostrar quién es y dejarse de joder. Elegir a quién quiere y para qué. Elegir a qué va a dedicar sus talentos. Elegir qué cosas vas a intentar hacer y cuales vas a tolerar dejar en el camino. (Elegir o aceptar, porque en realidad esas supuestas elecciones están determinadas por fenómenos de la sensibilidad individual que no se arman en el vacío: uno quiere lo que quiere, le pasa lo que le pasa, y a los cuarenta comienza a aceptarlo todo, y a ser protagonista de su forma en vez de creer que puede inventarla.) Se acabó la gracia inocente del juego descomprometido. Ahora todo es de verdad, pero también uno ha aumentado tanto su fuerza, su poder personal, que descubre que en lo que creía una renuncia aparece en realidad un mundo nuevo, genial, con más relieve y más interés. Cumplir cuarenta años es empezar la segunda parte de la vida, dejar los últimos resabios de fantasma y empezar a ser un mamífero masculino, viril, deseable, hecho, listo para las batallas más importantes del desarrollo personal. Cumplir cuarenta es terminar la maratón, empezar la ceremonia del té. Cumplir cuarenta es pasar del otro lado del espejo y volverse definitivamente el cuerpo que nos venía acompañando desde que nacimos. Cumplir cuarenta es declarar abierto el período de las aventuras definitivas. Cumplir cuarenta es encontrarle la punta al ovillo, desenmarañar el caos, entender qué figura se estuvo armando en tantos frentes dispersos, dar un paso integrador fundamental, que aporta velocidad, ligereza, alivio, felicidad. Cumplir cuarenta es dar la vuelta obligada, tomar el camino del eje, ubicarse y lanzar los pseudópodos más logrados de la vida, emitir y vivir los deseos más sólidos. Cumplir cuarenta es sensacional.

viernes, 12 de septiembre de 2008

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lunes, 8 de septiembre de 2008

Las 4 etapas de cumplir 40

Te lo cuento al estilo Brecht: " Ignoraron a los bebés y no me importó , porque no era bebé. Regañaron a los varones y no me importó, porque yo era niña. Castigaron a las niñas y no me importó, porque yo ya era adolescente . Criticaban a las adolescentes y no me importó, porque yo ya era adulta . Hicieron sentir como viejas a jóvenes mujeres de 40 y no me importó , porque yo todavía no tenía 40. Pero ahora ya es tarde. El peluquero me dice que no tiene turno. Tendré que ir al trabajo con las raíces crecidas , y se me acabó el Fancy Full. Ahora tengo 40 y nadie lucha por mi" Hay una sola manera de redimirse y lograr el perdón : leer este blog. Solo reconciliándote con la realidad , maquillándola, enrulándola, disfrazándola por aquí y por alla, echándole desodorante de ambientes y retocándola con Photoshop, puedes vivir el aquí y ahora. No busques la plenitud. Plenitud es solo una marca de toallas absorbentes para la incontinencia. Y no es bueno vivir el aquí y ahora si llueve, hace frío y se acabó el café. En ese caso siempre es mejor vivir en el Después y Allá. Esto indica que el después siempre es mejor. Después de los 40 comienza la etapa en que vale la pena vivir . Ya nadie logra engañarte, te las sabes todas y nadie te vende espejitos de colores. ¡¡¡¡Buaaaaa, con lo lindos que eran!!!! No llores. Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán verte las canas. No, no desesperes . Es cierto que lo mejor es ser joven y bella, que vieja y fea . pero ecuerda que de joven la pasaste horriblemente: te sentías gorda e insegura y no tenías ni un solo vestido como la gente .Una cosa es segura : siempre es mejor tener 40 que estar muerta, salvo que seas Marilyn , que en las fotos parece pasarla genial. Y ya que te toca estar viva ...¡ Bienvenida a la realidad de los 40, que no se puede cambiar ! Dicen los expertos en decoración de interiores que los defectos que no puedes cambiar hay que ensalzarlos, decorarlos más, destacarlos y hacer como que lo has puesto a propósito. Todo este libro en blog que narra las obsesiones, penurias y alegrías de la cuarentona está puesto terriblemente a propósito . ¡Brindemos por los próximos 40! ¿ Sabes que lindo será llegar a los ochenta, cuando ya no hay más nada que ocultar? ...¡ qué alivio! ¡Animo, que estas hecha una niña! Si te quejas de lago hoy, recuerda que dentro de 20, 30 años, veras las fotos de este dia y dirás :"¿Y yo me sentía vieja ? ¡Pero qué pedazo de estúpida, era una niña!" Disfruta la vida y quierete ahora, como para no odiarte a los 80 por haber desperdiciado la flor de la edad. Este blogs te da tips para entender, sobrevivir y aprovechar este momento en que los hombres caen rendidos a nuestro pies. Bueno...Arjona, el de " Señora de las cuatro décadas" seguro .Ahora , ¿ lo tenia que decir tan crudamente? ¿ No podría haberle puesto " Señora de los 38 años, que pareces de 29", como para disimular un poco y quedar mejor con nosotras? Ay, Arjona, Arjona....¡No sabes nada de mujeres!

Bienvenidas a los 40 , una década para darse los gustos

El número 40 siempre se usó para indicar “gran cantidad”: —“En el teatro me dijeron que quedaban más entradas, y yo vi que tenía como 40. “ —“No digas que no comiste nada, porque en la lata faltan como 40 galletas.” —“Esperé 40 minutos y no vino nadie.” —“El primer premio es de 40 kilos de chocolate.” —“¡A Pablito le saqué 40 piojos de la cabeza!” — “ Vayamos a otro lado : aquí el menú sale 40 pesos” . — “No se preocupe, señora: le entregamos la heladera en 40 dias” A los 15 años una se puede pasar una mañana entera depilándose las cejas. A los 20 podíamos pasarnos una tarde entera depilándonos las piernas. A los 30 perdíamos el día depilándonos las axilas . A los 38 pasábamos una semana entera depilándonos las canas. Y a los 40 nos damos cuentas de que nadie se fija en nuestros pelos y que perdimos demasiado tiempo en ellos . Entramos en esa etapa en la que hay más probabilidades de que si un hombre nos sigue por la calle esté más interesado en nuestro bolso que nuestro culo. Por eso a los 40 empezamos a cuidar a nuestro bolso más que a nuestra castidad . A los 40 una empieza a distinguir lo superfluo de lo importante, y lo importante de lo imprescindible. Es superfluo amargarse por tener un granito en la nariz, es importante cuidar el nivel de colesterol y es imprescindible encontrarse con las amigas por lo menos una vez al mes.. En esta etapa de la vida sabemos que más vale desarrollar la mente y el espíritu que desarrollar los músculos abdominales. La mente siempre se quiere desarrollar, pero los abdominales abandonan a mitad del ejercicio! Según las estadísticas, las mujeres de 40 tenemos por lo menos 40 años más por delante para disfrutar a pleno. Por eso, más vale que los disfrutemos con moral alta, sonrisa plena y un corte de pelo que nos tape las arrugas de la frente . Mejor que ser una joven frustrada es ser una mujer madura que se acepta a sí misma. A esta edad una empieza a hacer las paces con la vida: esto es lo que hay, y hay que acostumbrarse. Mirando la foto del cumpleaños de veinte, decimos: “¡Mira que linda que era yo, y no lo sabía!”. ¡Muchacha, dentro de 40 años veremos una foto de hoy y diremos lo mismo! Aunque no te des cuenta, hoy mismo estás en la flor de la edad. ¿ Qué tal si la empiezas a disfrutar a pleno?

Te canto las 40 : Mujeres en la flor de la edad- Indice

TE CANTO LAS 40 INDICE Indice Prólogo para mujeres en flor ¡Crecer no era tan terrible! ............................................................................... 1 Capítulo1 :La edad de la libertad De sueños, deseos, complejos, culpas, balances y libertades.......................................................4 Capítulo2 :Poniendo el cuerpo De arrugas, dietas, celulitis, liftings, gimnasios, gafas y perimenopausia precoz..................28 Capítulo3 : Y yo con estos pelos De canas , tintura, tijeras , rulos y extensiones................................................................52 Capítulo4 : La imagen ante todo De tejanos ajustados, minifaldas ultracortas, maquillajes neutros y bijouterie barata .............61 Capítulo5: Cuestión de mentes dementes Emociones,alegrías, frustraciones, olvidos y papelones..........71 Capítulo 6: ¿Cumpleaños feliz? De pasteles, velas, magos, cotillón y lágrimas.....................................................80 Capítulo7: Trabajar agota De horarios, jefas prepúberes y terribles dolores de pies.....................................86 Capítulo8: Romances al rojo vivo De pasiones, romances, idilios, sexo, sexo y sexo.........................................97 Capítulo9: Maridos en crisis De crisis, depresiones, cuernos y simbiosis...................................................................................................111 Cap 10: Hijos crecidos ...y no tanto De maternidades postergadas, embarazos tardíos y adolescentes insolentes..................... 127 Cap 11 : Amigas que te salvan De charlas, compinches, chismes, compras en liquidaciones y encuentros de egresados................................................125 Cap 12 : Síntomas reveladores ..............................141

Siéntete viva

No existe tal cosa como una mujer vieja. Cualquier mujer de cualquier edad, mientras ame y sea amable, le da al hombre un sentido de lo infinito. Jules Michenet (1859) Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años... Pero, lo importante no cambia: tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada hay una de partida. Detrás de cada logro hay otro desafío. Mientras estés viva, siéntete viva. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas... Sigue, aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que, en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando, por los años, no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. ¡Pero, nunca te detengas! Madre Teresa de Calcuta

Prólogo para Mujeres en Flor

Prólogo para mujeres en flor -Para los roles protagónicos, buscamos mujeres de una edad determinada: los 40. Con la excepción de Eva Longoria, que tiene 31. Las de cuarenta me resultan fascinantes: no ocultan su edad, son seguras, sexy e interesantes.- Marc Cherry , autor de “ Amas de casa desesperadas” "De corazón te digo que la madurez – al menos en mi caso - ,mucho más feliz que la juventud Nunca antes estuve tan entretenido y tan poco preocupado como ahora”- George Santayana Seamos honestas: nadie en su sano juicio agradece envejecer. Por más que nos digan que cada etapa se disfruta de manera distinta, que el tiempo no pasa en vano, que hay que dejar espacio a los jóvenes, esto de dejar de ser una jovencita es un hueso duro de roer. Aunque ya no seamos unas niñas, nos parece que fue ayer que tuvimos 14 años. Por dentro siempre seguimos sintiéndonos igual que cuando éramos ninfas, porque vivimos una existencia en la que los años duran minutos y los minutos son eternos, especialmente cuando estamos esperando que nuestro hijo salga del baño o nuestra peluquera nos saque la cabeza de la pileta de lavado. Cada vez que una amiga nos recuerda que hace treinta años que la conocemos, lo primero que nos sale es una negación absoluta: “ No puede ser que haya pasado tanto tiempo. ¡Si yo soy una niña!” Lo segundo que nos sale es: “ ¡Cierra la boca! ¿ Qué tienes que andar contando décadas?” A mí me parece que fue ayer que tenía 17, 21 o 25 años, que me veía la cara fresca y lisa como una ciruela en el espejo, y pensaba: “Yo no puedo creer que un día toda este piel se me llene de arrugas. Si eso me pasa, prefiero morirme”. Cosa curiosa: arrugada y todo, ¡prefiero seguir viviendo! Lo que demuestra que de niña era muy tonta y de mayor soy mucho más sabia. O cuento con más instinto de supervivencia. Me consuela recordar que me amargué los 20 pensando que ya no tenía 14, me arruiné los 30 pensando que ya no tenía 20, y ahora, a los 40, miro fotos mías de cuando tenía 30 y pienso “¡ Qué desperdicio de tiempo amargándome! ¡ A los 30 era una niña y no me daba cuenta!” Ahora sé que a los 94 diré: “¡No saben lo bien que estoy ahora en comparación con la cara que voy a tener a los 102!”. A los 15 años una se puede pasar una mañana entera depilándose las cejas. A los 20 podíamos pasarnos una tarde entera depilándonos las piernas. A los 30 perdíamos el día depilándonos el cavado y el bozo. A los 38 pasábamos una semana entera depilándonos las canas. Y a los 40 nos damos cuentas de que no valía la pena perder tanto tiempo depilándose, porque nadie se fija en nuestros malditos pelos. Las mujeres siempre nos debatimos entre tener la autoestima demasiado alta o tenerla demasiado baja. Y en los dos extremos nos quejamos, porque no encontramos a nada ni nadie lo suficientemente bueno como para una, o porque creemos que no somos lo suficientemente buenas para nada ni nadie. Recién después de los 40 encontramos el equilibrio justo: somos lo que somos. Entramos en esa etapa en la que una se peina y maquilla antes de mirarse al espejo —para no asustarse demasiado—, en la que sabemos que si un hombre nos sigue por la calle no le interesa nuestro culo sino nuestra bolsa, por lo cual optamos por cuidar más a nuestra bolsa que a nuestra reputración , y renunciamos para siempre a usar tejanos ajustados. Que adem´ñas de nom crearnos nunca , son fríos en invierno y calurosos en verano, y no son el atuendo más adecuado para una dama en la ciudada sino para un mineros en California, caramba . A los 40 una empieza a distinguir lo superfluo de lo importante, y lo importante de lo imprescindible. Es superfluo amargarse por un granito en la nariz, es importante cuidar el nivel de colesterol y es imprescindible ver a las amigas aunque sea una vez por año. En esta etapa de la vida también me di cuenta de que más vale desarrollar la mente y el espíritu que desarrollar los músculos abdominales , que abandonan pr cansancio a mitad del ejercicio. Según las estadísticas, las mujeres de 40 tenemos por lo menos 40 o 50 años más por delante para disfrutar a pleno. Por eso, más vale que los disfrutemos con moral alta, sonrisa plena y un flequillo que nos cubra las arrugas de la frente y disimnule que perdemos pelo Hay algo mucho mejor que ser una joven frustrada, y es ser una mujer madura que se acepta a sí misma. . ¿ Qué mérito tienen ser joven? ¡ Todos lo hemos sido! ¿ Será el mérito de las violetas y las mariposas”Míralas ahora , porque duran poco”? . Tampoco es cuestión de volvernos unas resentidas gritando en un concierto de rock : “ ¡ Ya os marchitaréis , todos vosotros!” A esta edad una empieza a hacer las paces con la vida: esto es lo que hay, y hay que acostumbrarse. En esta edad una empieza a hacer las paces consigo misma. Mirando la foto del cumpleaños de veinte, decimos: “¡Mira que linda que era yo, y no lo sabía!”. ¡Muchachas, dentro de 40 años veremos una foto de hoy y diremos lo mismo! ¿Por qué no aprovechar que hoy, a los 40, estamos en la flor de la edad?

Capitulo 1 : Los 40 son la etapa de la libertad

Capítulo1 : La edad de la libertad De sueños, deseos, complejos, culpas, balances y libertades ¿Cómo se sabe si la fruta está madura? Simplemente porque abandona la rama. André Gide (1903) Un número fuerte Un día estaba esperando a mi sobrino a la salida del colegio y escuché el siguiente diálogo entre dos alumnas de quince años: —¿Qué te pareció la nueva profesor de Matemáticas? —¡Uf! ¡Es una vieja de 40! Casi me muero. Yo estaba por cumplir 34 y no me sentía para nada mayor, y mucho menos una vieja. ¿Cómo podían hablar así esas chicas, decretando que los 40 es el principio de la ancianidad? Sin embargo, recordé que cuando yo era chica y pensaba cómo sería a vivir en el año 2000, imaginaba que en ese año estaría en la decrepitud total del final de mi vida: tendría 40. Ahora que llegué al 2000 sin el overoll plateado termoregulado y autolimpiante que nos prometían los futurólogos estilo «2001, odisea en el espacio», y sabiendo que no podemos viajar con cinturones antigravitatorios a cosechar en la huerta comunal las lechugas hidropónicas que los optimistas auguraban para el siglo XXI, me consuela saber que las mujeres de 40 ni estamos en plena decrepitud ni somos ancianas. Entonces, ¿qué somos? La Organización Mundial de la Salud dictaminó que la adolescencia dura hasta los 25 años. Algunos la prolongan hasta los 35. O sea que si la adolescencia se extiende, las de 40 somos más jóvenes de los que pensábamos. Andy Warhol opinaba que “ya que la gente va a vivir más y a ser anciana más tiempo, basta con que aprenda a ser bebé por más tiempo”. Algunos jóvenes que conozco siguen siendo bebés por más tiempo, lo que nos permitiría a las cuarentonas ser unas jovencitas por todo el tiempo que queramos. ¿O acaso hay algún hombre de 40 que no se piense a sí mismo como un “chaval”? Las mujeres de 40 no nos sentimos tan viejas como nos juzgan las chicas de la secundaria, ni llegamos aún a la crisis de la mediana edad, que empieza a partir de los 50, si una quiere ser centenaria. Las de 40 estamos en plena transición. Ya no somos nenas, pero tampoco somos ancianas.. A los 10 años soñábamos con cambiar el mundo, pero el tiempo nos enseñó que lo más probable es que el mundo la cambie a una. A los 20, lo que más nos preocupaba era divertirnos, tener amigos y que se nos fuera el acné. Los 30 era la etapa de las realizaciones, cuando queríamos hacer pronto todo lo que teníamos pendiente: terminar los estudios, casarnos, tener un hijo, plancharnos el pelo... En ese orden, o en cualquier otro. A esa edad queríamos dejarnos de tonterías y convertirnos en lo que queríamos llegar a ser: esposas, madres o fonoaudiólogas. Los 50 es la edad que no se puede disimular, así que más vale asumirla con alegría. Una de 30 puede vestirse como una de 20. Una de 40, bien producida, puede mentir la edad. Pero, una de 50, sin cirujano plástico, no puede ocultar su edad ni con tres capas de maquillaje, peluca rubia y máscara de Cameron Díaz. Los 50 son, por eso, una edad relajada en la que se suma experiencia y calma: la experiencia de saber que la carrera contra el tiempo ya está perdida y la calma necesaria para asumirlo. Pero, ¿qué pasa con la etapa intermedia de los 40? Los 40 es una etapa tan llena de vicisitudes extrañas, que nadie se anima a hablar de ella. Por eso, los 40 asustan. Además, el número 40 siempre se usó para indicar “gran cantidad”: —En el teatro me dijeron que quedaban más entradas, y yo vi que tenía como cuarenta. —No digas que no has comido nada, porque en la lata faltan como cuarenta galletas. —Este gobierno parece Alí Babá y los 40 ladrones. —Esperé cuarenta minutos y no vino nadie. —Hoy hizo cuarenta grados de sensación térmica. —El primer premio es cuarenta kilos de chocolate. —Me regaló un anillo de diamantes de cuarenta kilates. —¡A Pablito le saqué cuarenta piojos de la cabeza! _ No se preocupe señora, le entregamos la heladera en 40 dias . - ¡He extraviado 40 euros! —Ya estoy harta: ¡le voy a cantar las cuarenta! ¿Cuarenta será mucho? Las Sagradas Escrituras están llenas de “cuarentas” que simbolizan “ muchísimo tiempo”. La Cuaresma son los 40 días de ayuno y penitencia que preceden con la Pascua. Moisés estuvo en el desierto 40 días y 40 noches. El profeta Elías fue alimentado por cuervos durante 40 jornadas. Noé soportó 40 días de diluvio y pasaron otros 40 días antes de que se animara a abrir el Arca. Jesús ayunó 40 días y se le apareció a sus discípulos 40 días después de la Resurrección. En el antiguo derecho inglés, un reo tenía 40 días para compensar su crimen, y una viuda debía permanecer 40 días sin salir de la casa del difunto. Durante el feudalismo, los siervos debían pagar al señor 40 monedas de tributo a menos que construyeran su propia casa en 40 días. Los italianos tienen un enorme prejuicio con esta edad. Todos los números delante del “cuaranta” terminan con “ente” o “enta”( “vente”, “trenta”), pero a partir del 40, todas las otras cifras terminan con “anta”. Por eso, en italiano, “Estoy viejo” se dice: “Ya entré en los años anta”. Hace apenas trescientos años, cuando no había ni rudimentos de medicina moderna, el promedio de vida de las mujeres era de 35 años. Sobre esa base podemos considerar que 40 es mucho tiempo. Antes de esa edad las mujeres morían de parto, por una carie o un resfrío. Aún hoy, en muchas partes de Africa, Asia y América, las mujeres de 30 parecen ancianas y a los 18 se quedan sin dientes. Una chimpancé que crece en un zoológico con todos los cuidados de un veterinario y un cuerpo de cuidadores expertos, a los 40 años es un animal anciano y decrépito. ¿No será que los 40 nos parece mucho porque en alguna parte primitiva del cerebro sabemos que nuestros ancestros sabían que llegando esa edad habían vivido lo suficiente? A esta edad una se sabe amortizada, porque superó el momento de mayor riesgo. Todo el tiempo que siga después de los 40 indica que somos resistentes, saludables, una especie de Highlander femenino: podemos quedarnos tranquilas de que seguiremos viviendo unas cuantas décadas más. Los 40 son la franja etaria más versátil y ambigua. Es como una segunda adolescencia: no somos nenas, pero tampoco somos tan mayores. ¿Es la edad indefinida? De los 20 a los 30, las mujeres entran en un rango amplio de juventud perenne. Todas ellas pueden mentir la edad y llenar las discotecas y conciertos de rock en una sociedad donde ser joven es un atributo tan involuntario como sobre valuado. Hay montones de libros sobre mujeres de 30 y de 50 que hablan de la menopausia y los nietos que nos miran. El mercado editorial está plagado de revistas femeninas cuyo target oficial son las mujeres de 18 a 27. Algunas publicaciones, más hogareñas y gastronómicas, apuntan a las mujeres entre 25 y 35. ¿Y para las de 40, qué? Para las de 40 no hay revistas, ni libros, ni sitios en Internet, ni programas de televisión, ni lugares donde ir a comprar la ropa, ni gimnasios adecuados. Antes de embarcarme en la escritura de este libro rastreé bibliotecas y librerías por doquier para ver qué se había escrito sobre el tema y navegué en Internet noches enteras hasta sorprenderme con el canto de los pajaritos al amanecer. Todo fue inútil. En algún lugar donde perdí la tarde entera buscando bibliografía, un empleado granujiento me bajó, del último estante pegado al techo, dos libros de medicina para mujeres: «La salud de la mujer después de los 40» y «Lo que hay que saber sobre la menopausia». Eran terroríficas versiones sobre la decadencia acelerada en el que entran las mujeres al estrenar la edad del “Cuatro- Cero”. Lo mismo me sucedió buscando material en Internet, ya que dicen que en Internet se encuentra todo... Cuando escribí en el buscador “Mujeres de 40” o “ Women & 40 years old”, se me llenó la pantalla de sitios pornográficos dedicados a “Abuelas sexies” y “Viejitas, pero calientes”. No sé quiénes serán los usuarios que suspiren al ver suegras mostrando portaligas rojos, o ancianas luciendo tetas caídas... ¿Ginecólogos jubilados, tal vez? El resto de los sitios hablaban de la salud después de los cuarenta, como si las mujeres del mundo entero vivieran perfectamente saludables hasta esa edad, y a partir de ahí, tuvieran los minutos de vida contados. Los vaticinios médicos son horrendos: Después de los 40 años, las mujeres sufren dos problemas: a ) cáncer b) sequedad vaginal ¡Qué bonitas perspectivas! ¿Qué hacemos? ¿Nos dedicamos conseguir vacante en un convento de clausura para envejecer en plena abstinencia sexual? Además, ¿a quién le importa la lubricación sexual cuando padece cáncer? Más aún, ¿Por qué insisten en aterrorizarnos cuando nos sentimos mejor que nunca? Los sumarios sobre temas de salud en mujeres de 40 años eran tan delirantes que usé el traductor automático y los copié: www.ancianas.com SALUD EN MUJERES SOBRE 40 ANOS: No digas a nadie que eres demasiado vieja. Selenio es bueno en cáncer situaciones. Tu personalidad es más importante que tu miras. Ten un sueño y persíguelo interminablemente. Sé orgullosa de tu enorme edad. Sé feliz de estar en la sociedad agrisada En la sección “Mujer” de página web encontré noticias como “ El climaterio trae Parkinson”, “Las madres que tienen hijos después de los 35 ponen en riesgo la vida del bebé”, “Los isoflavones combaten los múltiples efectos menopáusicos causados por la merma en la producción de estrógenos después de los 40 años”, “Los estrógenos endógenos son un factor de riesgo de cáncer de mama”. En todas partes nos recuerdan que nuestra esencia de la femineidad —nuestra hormona característica, los estrógenos— nos mata por su presencia... o por su ausencia. Parece que ser mujer no sólo es muy peligroso, sino que cumplir 40 es el principio del fin. Dicen que las mujeres mayores de 40 tienen más posibilidades de morir de un infarto, de cáncer o de un derrame cerebral que las de menos de 40. Puede ser... Pero hay que recordar que las mujeres mayores de 40 tienen menos posibilidades de morir en un accidente de moto o en una pelea entre skinheads en un concierto de rock. Y, definitivamente, ya superamos la peligrosa edad de perder la vida en un crimen pasional. Lo comprobé cuando por primera vez me pasó que al dejar de hablar por teléfono mi marido me preguntó: —¿Con quién hablabas? —Con un amigo íntimo que no conoces. —Ah. ¿Y, cuándo comemos? Sabiendo que todas las fuentes consultadas mentían descaradamente, tiré los libros y la computadora al diablo y empecé a tomar testimonios de mujeres cuarentonas. Me encontré con una historia bien distinta que esa que nos cuenta los medios de comunicación: todas ellas afirman que no se cambiarían por una de 20 o 30 años, ni por todo el oro del mundo. Bueno, a decir verdad, unas cuantas me dijeron: “Quisiera tener 20 con todo lo que sé ahora”. Pero, como el trato era: “¿Preferirías volver a tener 20, en lugar de estar viviendo esta etapa?”, luego de asegurarse que la propuesta no contemplaba transplante de cerebro de 40 en cuerpo veinteañero, todas respondieron un unánime: “¡NI LOCA!” . Este libro se propone hacer un recuento de las cosas que marcan los 40 como una etapa única e imperdible en la vida de una mujer. Entonces, ¿por qué los 40 tienen tan mala prensa? ¿Qué siniestro complot mediático nos quiere hacer creer que a los 40 estamos en peligro, que somos frágiles o que se terminó lo mejor de la vida, si la verdad es justamente lo contrario? Aquí hay gato encerrado. Los hombres y las mujeres cumplimos años de diferente manera Los chinos suelen decir: “Disfruta la vida: queda menos tiempo del que imaginas”. En vez de disfrutar a pleno los años previos a la cincuentena, las de 40 se ven en un brete a la hora de decir la edad. ¿Cómo confesar 40 cuando nos parece que fue ayer que terminamos la secundaria, y que la década de los 30 nos pasó con la velocidad de un estornudo, combinando nuestro empleo con pañales, biberones y cuadernos escolares? Dicen que cuesta diez años acostumbrarse a la edad que uno tiene. En mi caso, mi subconsciente se niega a registrar los años que cumplo, y quedo como una coqueta mentirosa sacándome años en cada consultorio médico, donde se repiten estos diálogos surrealistas: —¿Edad? —dice el médico. —39. —Ejem... Aquí veo su ficha... ¿No tenía 39 el año pasado? —Perdón, doctor... ¡Entonces debo tener 40!—, digo, verificando mi fecha de nacimiento en la cédula de identidad. Los doctores se vuelven locos viendo radiografías que no saben si son las nuevas o las viejas, y me pego unos sustos tremendos cuando dicen, al compararlas, que mi salud empeoró cuando, en realidad, mejoró. ¿Cabe alguna duda sobre la preocupación de las mujeres con la cronología? Si le preguntas la edad a cualquier mujer, y sea cual fuera su edad, le dices: “¡Qué increíble, te daba menos edad! ¡Pareces mucho menor!”, todas, absolutamente todas (hasta la ancianita en silla de ruedas y con apenas tres cabellos matizados de azul), se derriten con una sonrisa de oreja a oreja, felices de que les des 96 en vez de los 98 que tienen. ¿Por qué las mujeres tenemos ese susto ante el paso del tiempo? Está claro que todos quisiéramos ser inmortales. Pero las mujeres no se conforman con eso: tampoco quieren ser viejas. ¿ Porqué los hombres no reniegan de panzas y arrugas (bueno no hablo de modelos y actores) y las mujeres se aterran con los cambios que denotan el paso del tiempo? Simplemente, por un asunto de biología. Sabemos que los hombres las prefieren jóvenes porque, de acuerdo al instinto sexual masculino, una mujer es apetecible según el grado de fertilidad que denote. La juventud es un sinónimo de fertilidad, que a su vez equivale a longevidad y salud. En el fondo, los machos humanos —como cualquier macho de la naturaleza— tienen el mandato instintivo de diseminar sus genes lo más pronto y con la mayor efectividad posible. Eso les pasa a los delfines, a los escarabajos, a los salmones, a los chimpancés y a los señores con bigotes y corbata. De ningún modo esto les da permiso para tener sexo con cuanta mujer atractiva se les cruce, porque correrían el riesgo de quedarse durmiendo en el felpudo y perder la tenencia de sus hijos y, lo que es peor, de su auto. Pero se sabe que en lo más profundo de sus corazones ellos estarían chochos si pudieran tener 60 hijos de 30 mujeres distintas, como hicieron algunos sultanes del imperio otomano. No por los hijos, claro, sino por las 60 variadas encamadas previas. Si quieren, los hombres pueden tener hijos hasta los 70 u 80 años, como hicieron Yves Montand y Anthony Quinn. En cambio, las mujeres tenemos los óvulos contados y la etapa reproductiva limitada. Y eso, lo queramos o no, nos condiciona la vida y las decisiones a tomar. Con lo que nos encantan los bebés y teniendo el instinto maternal dominando por encima de los instintos de conservación, hambre, defensa y sueño, las mujeres no podemos darnos el lujo ni de tener todos los hijos que quisiéramos, ni de esperar durante años el momento adecuado para tenerlos. Porque el momento adecuado puede no llegar a tiempo. O puede ser que cuando estemos decididas ¡zac!, se nos termina el tiempo antes de lo que imaginábamos. Eso, en el fondo, lo sabemos todas. Ese reloj biológico nos resuena en la cabeza con un terrorífico tic tac que nos obliga a planear la descendencia antes de que deje de funcionar la maquinaria engendradora de hijos. Aunque los avances de la ciencia nos trajeron la posibilidad de congelar óvulos o embriones, o de parir hijos casi a los 50, no logramos salir de este brete. ¿Y si a los 45 no encontraste el amor de tu vida, con quién vas a tener un hijo? ¿Y si tu hijo congelado se macera con tanto hielo y sale todo arrugado? ¿Y si en lugar de descongelar a tu embrión, lo descongelan a Walt Disney y le tienes que dar la teta a un señor de bigote entrecano, que dibuja muy bien pero tiene el mismo aspecto de un pavo de 85 kilos descongelado? ¿Cuántos años se puede andar buscando al “hombre correcto” antes de que un médico te diga: “Va a tener que pensar en la donación de óvulos, porque los suyos ya están a la miseria”? ¿Cuánto tiempo se puede postergar un hijo si antes quieres ser campeona olímpica de salto con garrocha? No somos eternamente reproductivas como las cocker spaniel, que pueden tener cachorros poco antes de morir de viejas. ¿Hemos de envidiar por eso las cocker spaniels? No, porque, en primer lugar, es una clase de animal que ya de cachorro tiene cara de vieja triste. En segundo lugar, yo no querría darle la teta a un cachorro con afilados caninos. Para tener un hijo que me ladre, ya tengo a los míos. Y en tercer lugar, no, porque la naturaleza nos hizo así a sabiendas de que un bebé humano necesita años de dedicación absoluta antes de ser independiente, y que una madre anciana probablemente no podría correr a evitar que el bebé meta los dedos en el enchufe. Además, la naturaleza sabe que una mujer que sigue enterneciéndose con los bebés —aunque ya no puede tener los propios— es muy útil como abuela, para ayudar al desarrollo de los hijos de sus hijos, para quejarse de que no aprendan a masticar con la boca cerrada y para ofenderse porque ningún nieto quiera saludarlas con un beso. Los hombres no tienen este dilema. Arrugas más, pelos menos, los hombres de más de 40 siguen siempre igual. Igual de destruidos, hasta la muerte. Después de los 60, a su aspecto general le suelen agregar sólo dos cosas más: una panza prominente y un par de anteojos gruesos. Los hombres tienen canas y no las disimulan. Andan por la vida con el pelo del pecho, de la barba, de la cabeza y de los brazos totalmente blancos y nadie los critica por ser “dejados” o por no “ cuidar su aspecto”, como se le suele decir a las mujeres que optan por lucir sus canas al natural. En cómo se evidencia el paso del tiempo en cada sexo hay una injusticia de base. Las mismas canas que a las mujeres nos convierten en viejas achacosas, a los hombres les dan un aire distinguido. Mientras las mujeres tratan de atenuar infructuosamente las arrugas con cremas humectantes con colágeno suizo muy costosas o inventos mentirosos como ampollas de placenta de tortuga ( que, como buen ovíparo, no tiene placenta), a los hombres les dicen que las patas de gallo les dan una mirada interesante. Las panzas salientes que a la mujer le dan aspecto de descuidada, en los hombres inspiran respeto. ¡Será por la cantidad de comida que puede pagar en estos tiempos de miseria! En los hombres, las canas y las arrugas denotan experiencia. Pero a nadie le importa que las canas y las arrugas denoten que una mujer tenga experiencia, porque, ¿quién quiere que una mujer tenga experiencia? Lo que una mujer debe tener no es experiencia, sino labios gruesos, busto erguido y piel lozana, para que los hombres se animen a perderle el respeto, cosa de que intenten reproducirse con ella. Esta es la diferencia biológica insalvable entre hombres y mujeres. Ellos pueden postergar la paternidad, y nosotras tenemos que pensar en congelar embriones. Ellos no se ven obligados a disimular el paso del tiempo, y nosotras tenemos que usar cremas con placenta de tortuga ecuatoriana Ellos no tienen que dar señales exteriores de lozanía reproductora, y nosotras tenemos que mostrar escotes profundos para que se vea que aún podríamos darles de mamar (¿a ellos?). Y, como a las leyes las diseñan los hombres, las mujeres nos tenemos que aguantar cosas absurdas, como el hecho de que la jubilación nos llegue a las mujeres cuando menos la necesitamos. Si las leyes fueran más justas y más pensadas en función de las necesidades femeninas, nos darían unos años de pensión en plena etapa reproductiva (de los 30 a los 40), para poder conservar el empleo cuando más le necesitamos, que es después de los 60, cuando una se siente llena de tiempo libre y energías: justo cuando los hijos se van de la casa. Crecer y envejecer no significa lo mismo para un hombre que para una mujer. Ellos tienen todo el tiempo del mundo para planear una familia y nosotras no. De ahí que tantas mujeres se quejen de que los hombres no quieren compromisos. Seamos sinceras: si nosotras pudiéramos tener hijos a los 70, ¿qué mujer querría tener compromisos a los 30 bellos, frescos y atractivos y años? Con tanto hombre suelto, ¿por qué anclarse con uno solo... y fallado?

¿Tenemos que revelar nuestra edad?

De tanto escuchar estas noticias espeluznantes sobre las consecuencias del paso del tiempo, las mismas mujeres de 40 nos censuramos al confesar nuestra edad. Las chicas de 20 años no tienen dramas de decir a los gritos que tienen 20. Las de 50 no tienen más remedio que decir que cumplieron 50: el pelo les crece blanco, la cara se llena de arrugas, los hijos ya son profesionales y las hijas están embarazadas. Y las de 40, ¿qué hacen? Callan, con un silencio ominoso, sabiendo que hasta que no cumplan 50 tienen una edad inconfesable. A los 40, todo lleva más tiempo de lo que una piensa, excepto el envejecimiento. Algunas personas envejecen prematuramente y otras lo hacemos con total puntualidad. ¿Importa tanto envejecer, cuando sabemos que por dentro estamos hechas unas chavalas? El problema es que la belleza es superficial, pero la vejez llega hasta el tuétano. Por esto creo que sigue siendo una alevosa grosería preguntarle la edad a una mujer. El que lo pregunta, siempre está calculando, de un modo u otro, cuántos años nos restan antes de la menopausia, y si todavía podremos quedar embarazadas, o no. “Tiene 40, pero todavía es pasable” no quiere decir otra cosa que esto: “Calculo que sigue en esa deliciosa etapa reproductiva”. Confesar los 40 resulta duro, porque es como desnudarse ante un desconocido que va a ponerse a calcular cosas que no queremos que nadie calcule de nosotras: si somos capaces de caminar contoneando las caderas, si soportaremos las presiones de determinado puesto de trabajo, si se animaría a invitarnos a salir, si vamos a esperarlo con la cena caliente y velas encendidas, o si, en cambio, vamos a mandarlo a la rotisería para que compre algo sin colesterol. En una entrevista que le hicieron en los años ´60, la feminista Gloria Steinem, editora de la revista “«Ms» —un neologismo que buscaba evitar el discriminatorio uso del Mrs. de “Señora” o el Miss de “Señorita”—, resolvió confesar su edad. El periodista que la entrevistaba le dijo: “You don´t look 40” (“No pareces de 40”), a lo que ella le respondió: “This is how 40 looks!” (“¡Así son las de 40!”), frase que dio la vuelta al mundo delatando los prejuicios del tonto entrevistador. Cualquier entrevista a una mujer que leamos en diarios y revistas comienza delatando la edad de la entrevistada. Hace poco me hicieron una nota en un diario de disfusión nacional. La periodista arrancó preguntándome la edad: —¿La tengo que decir? —gemí angustiada. —Sí. Si no, me matan. O la averiguan por otro lado. La dije, y vi con espanto que mi edad aparecía ¡en el subtítulo, con letras GRANDES ASÍ! Por suerte la nota apareció en página par, que siempre se lee menos que la impar. Pero me quemaron para siempre. Después comprobé que no soy la única víctima: casi todas las entrevistas realizadas a mujeres comienzan con la edad de la entrevistada: “En su medio siglo de vida, la escritora Laura Esquivel...”. “En sus 52 años, esta mujer ha logrado...”. “Pese a sus avanzados 26 años, la atleta española ha conseguido un récord...”. ¿Dónde vieron que una nota a un hombre comience con la edad? Si la edad de una mujer comienza con 40, publicarla debería ser delito. ¿Qué significa tener 40 en el imaginario popular, especialmente en el masculino? ¿Tendríamos que tener aspecto de brujas con pelo gris, verrugas en la nariz, piel apergaminada y voces quemadas por el aguardiente? ¿Una mujer de 40 debería parecerse a una directora de escuela, a una suegra, a una guardiacárceles? ¿Tendríamos que vestir con vestidos largos y oscuros, saltos de cama de franela, pantuflas desflecadas, ruleros y máscara de pepinos en la cara, y no poder leer sin anteojos? ¿A qué perverso cálculo mental de quien nos averigua la edad nos prestamos si respondemos la impertinencia? ¿Estará comparándonos con su amante, con su madre o con Claudia Schiffer? ¿Quiere saber si estamos aún buenas para nuestra edad, o si la vida nos pasó por encima como un tren carguero? ¿Se le ocurren pensamientos de índole edípica porque le gustamos aunque él es menor, o se divierte viendo que a nuestro lado él es parece un nene de pecho? ¿Qué tenemos que ver nosotras con los “prejuicios antiedad” de gente que no sabe lo que significa cumplir la gloriosa edad de 40 años? Lucille Ball decía que para mantenerse siempre joven, una mujer debe hacer cuatro cosas: comer despacio, dormir mucho, vivir una vida honesta y mentir la edad. Mientras la sociedad no valore otra cosa más que la juventud, no creo que sea buena idea confesar la verdadera edad. Hasta Carlos Gardel tuvo que sacarse diez años de un plumazo para poder filmar en la Paramount. ¿Por qué nosotras habríamos de ser menos que Gardel? No decir la edad es un genuino derecho femenino. Una cosa es confesar la edad después de los 50, cuando una prefiere decirla por miedo de que los demás la crean todavía más vieja de lo que es. Hay casos puntuales, como una amiga muy superada, que se ofende si le dan menos edad que la que tiene, y dice: —¿Por qué dices parezco menos? ¿Me ves muy inmadura? Cuando nos preguntan la edad fuera de contexto, lanzándonos un: “Hola, ¿cuántos años tienes?, habría que responderles: “¿Por qué quieres saberlo? ¿Vas a darme empleo o planeas casarte conmigo?”. Pero, una buena manera de esquivar la respuesta es decir: “¿Quieres saber cuántos años tengo? Bueno, tengo los mismos años que muchas actrices que parecen hijas mias..." Si quieren enterarse, no tenemos por qué hacérsela tan fácil. Y después, cuando empiecen a conocernos, deja que se sorprendan al ver lo que significa ser una mujer de 40, como se sorprendió el entrevistador de Gloria Steinem, de modo que no haya un hombre en la historia, sino millones de hombres que nos digan: —¡No pareces de 40! Y a los que les respondamos, triunfantes: —¡Así somos las de 40!

¡ Que lindo es no tener 20 años!

Últimamente tengo la sensación de que cumplir años es pecado. Tan pecaminoso es, que los jóvenes, en vez de disfrutan su juventud, sufren pensando que ya no tienen 14. Creen que de los 14 en adelante, uno deja de crecer y se dedica solamente a envejecer. Basta enfrentar a uno de 21 con uno de 17 para que el de 21 se sienta un viejo. Lo primero que se preguntan los chavales al conocerse : “ ¿ Cuántos años tienes?”... ¡ como si hubiera alguna diferencia entre tener 22 y tener 28 años! Los jóvenes computan los años como si fueran siglos: -¿Cuántos años tienes? -Yo tengo 21 años...¿ y tú? -Yo tengo 23... -¡ Ay, no lo pareces para nada! ¿Cómo haces para conservarte tan bien? Los de 20 se pasan la vida tomándole el pelo a los que se acercan a los 30- “ ¡ Eh , abuelo!”- como si a partir de esa edad un ser humano se autodestruyera en cinco segundos. Dicen que “viejo” es todo aquel que tiene 15 años más que uno. Pero entre los jóvenes, “viejo” es todo aquel que tiene un año más que uno. ¿ Por qué están tan preocupados por la edad? ¿ Acaso sienten que tendrían que estar aprovechando mejor esos años sin arrugas ni canas...pero no saben cómo sacarles el jugo? Bueno, es algo que nos pasa a toda edad. Mi abuela, a los 80 , me decía “ Yo sé debería estar aprovechando a fondo estos últimos años de mi vida ...pero no se me ocurre cómo” . Uno sabe que en este momento exacto de nuestra vida, tengamos la edad que tengamos, deberíamos dedicarnos a hacer algo que ya no podremos hacer dentro de veinte años . ¿Pero...qué ? ¿Hacer el amor en parapente? ¿Subirse a los hombros de un ministro en un acto público? ¿ Enrrollarse con el personal trainer? ¿Practicar snowbord con aladelta? ¿ Hacer artes marciales en las alas de un hidroavión en vuelo? ¿ Ser estrella de rock? Los de 20 creen que los de 40 son muertos en vida. En la mente juvenil, los 40 son el Terrorífico Mundo de los Zombies. No los critico, porque las de 40 también creemos que cumplir más de 60 es estar con un pie en la tumba. (Cabe recordar que a los de 20 los doblamos en edad.) A los 40, las que nos doblan en edad ...¡tienen 80! Así que, para el caso, para una chica de 20, las mujeres de 40 son tan viejas como para nosotras (las de 40), son las de 80. La diferencia radica en que las que tenemos 40 sabemos que la edad no define a la persona. Yo tengo amigas cuya edad ignoro, porque no tienen nada que ver cuántos años tengan sino cómo los viven: hay viejas de 30 y niñas de 50. En su clásico “La vida comienza a los 40” el autor americano Walter Pirkin comenta: “Sólo se escucha decir: “Este es un mundo que pertenece a la juventud”. Ese libro se publicó en 1964, así que parece que siempre escuchamos lo mismo. Sospecho que los antiguos egipcios también se quejaban de que si no eres joven no existes, lo que en Egipto se agravaba porque los faraones tenían 13 años. Cleopatra se hizo picar por una serpiente a los 39 años....¿Habrá sido para no cumplir 40? El culto a la juventud nos invade. Si la vida imitara a la televisión , las adolescentes tendrían veintisiete años, las madres tendrían 30 y las abuelas tendrían 35. Pero la televisión siempre cuenta mentiras. Pirkin afirma en su libro que “la persona joven es una masa de apetitos y de energías , pocos de los cuales están bien organizados. En el primer tercio de nuestra vida es normal ser víctima de un prolongado conflicto de intereses. Se despilfarran meses precioosos en la persecución de algún fuego fatuo”. Seamos realistas: lo único lindo de ser joven es que nos entran los jeans talle 36. En realidad, los jóvenes viven en un estado de perpetua desazón, tratando de ser aceptados, de pertenecer al grupo, de encontrar una vocación y de hacerse un lugar en el mundo. Las muchachas jóvenes , además, tienen que mostrarse vestidas a la moda, conseguir un novio apuesto o un marido con dinero. Y no se dan cuenta de que sólo por ser jóvenes, son tan atractivas que hasta el tipo más desagradable se siente con licencia para avanzar sobre ellas y ponerlas en la difícil situación de tener que vivir quitándoselos de encima. Las de 40, en cambio, ya tenemos toda esa horrible etapa superada. Sabemos que no vale la pena estar a la moda, porque en cuanto te compraste el último modelo de botas imitación piel de leopardo de taco alto, se ponen de moda las sandalias chatitas de plástico transparente. Y cuando se pasan de moda estas sandalias , se ponen de moda unos borceguíes de soldado rus que le pueden quedar bien a una cahavala, pero jamás a una mujer de 40, como tú. Sabemos que no tiene sentido competir con nadie, porque lo que más le atrae a la gente es que seas tú misma, tal como eres. Y, puestos a competir, la carrera es inútil. ¡Imaginen a Bach celoso de Handel, a Lacan compitiendo con Freud, a Chanel compitiendo con Dior, a Einstein compitiendo con Max Planck! Bueno, ya sabemos que todos ellos morían de celos por los logros de sus colegas....¿ pero por qué tu vas a ser tan tonta como Einstein? Todo lo que sueñas a los 20, una vez que lo obtienes no es tan fascinante. Sabemos que los novios apuestos te meten los cuernos y no saben escuchar a una mujer. Sabemos que no vale la pena tener un marido con dinero (que después te lo mezquina), sino hacerse el dinero una misma. Y lo mejor de todo es que, sabiendo que aún podemos hacer el amor en parapente, tener un romance apasionado con el personal trainer o practicar snowboard con ala delta... preferimos quedarnos en casa a mirar un video y tomar una taza de chocolate caliente . “Si no puedes con los años, únete a ellos.”

¿ Como son las mujeres de 40?

La psicoanalista francesa Françoise Dolto quien dijo que si un extraterrestre llegara al planeta Tierra y se pusiera a estudiar las personas de distintas edades, llegaría a la conclusión de que los adultos de la especie humana son los seres entre 8 y 9 años de edad, por su coherencia y madurez mental. Los chicos de 9 años son directos, honestos, prácticos y libres. Su filosofía de vida es simple, sabia y directa. Se sienten libres, capaces de aprender cualquier cosa. Perdieron los miedos de la primera infancia y aún no descubrieron el miedo a envejecer, al mundo externo y las complicaciones del sexo. Además, tienden a ver el mundo con bastante lógica. Mi opinión es que el extraterrestre que opine eso es porque no conoce esta Galaxia, ni conoció a una mujer de 40, la generación más evolucionada, en términos de integridad emocional. Las cuarentonas somos las personas más adultas , en el mejor sentido de la palabra. Y llevamos varias ventajas sobre los humanos de 8 años. Para empezar, podemos tomar un helado sin volcárnoslo encima, y aceptar una frustración sin que nos agarre un ataque de llanto de media hora. Las de 40 somos más libres, sentimos que no tenemos que demostrarle nada a nadie, perdimos timideces y vergüenzas del pasado y somos íntegras, racionales y lógicas. Si viniera un marciano del espacio exterior y quisiera ver como es la vida cotidiana de una terrícola de 40 años, yo no tendría problemas en mostrarle mi vida. Si él se burlara de mi estúpida vida, yo le diría que esa no es mi vida verdadera, sino una broma de bienvenida que le estoy haciendo. Entonces le pediría que vuelva a casa dentro de cinco años, para mostrarle cómo es la verdadera vida cotidiana de una terrícola de 40 años, y en ese tiempo haría todo lo posible por mostrarme madura, lógica, racional, creativa, competente, de modo de dejar bien parada la imagen de las mujeres de 40 años que tengan los alienígenas del resto de la Galaxia. Otra solución sería matarlo a tiros al marciano mientras sube a su Ovni y me saluda con la mano. Sabemos que la infancia no es feliz ni en los cuentos: a Blancanieves la madrastra quería arrancarle el corazón, a Cenicienta la madrastra la tenía de fregona, a Caperucita la madre la mandó que se la comiera el lobo y Hansel y Gretel fueron abandonados en el bosque por padres irresponsables y desamorados. Todas estas historias demuestran que las madres y las madrastas son lo peor que hay . A los 40 ya no le tenemos miedo a las madres ni a las madrastas, porque ya nos convertimos en una de ellas. La adolescencia es una tortura permanente, los 20 nos traen angustias de todo tipo y los 30 sólo nos dan trabajo. En cambio, los 40 es la edad en que empezamos a saber lo que queremos, a buscar los cambios o aceptar lo que no se puede cambiar . Una se siente como si antes de los 40 hubiera vivido dentro de una quesera de vidrio.¡ Cn tal de que al destaparnos no apestemos!. Toda la vida no parece haber sido otra cosa que un complicado camino para llegar a la parte mejor: la de tener 40 años. Antes de esta edad estábamos en un permanente “ ir hacia” . ¿ Hacia dónde? ¡ Qué se yo! “ Caminante , no hay camino, se hace camino al andar” era una frase de Antonio Machado cantada por Serrat, que nos alegraba la vida a los 20 creyendo que podemos ir para cualquier lado, porque para donde vayamos estamos haciendo el camino, con sólo andar. Pero a los 40 nos damos cuenta de lo mal que interpretamos al poeta. No nos estaba diciendo: “Ve para cualquier lado, porque total no hay camino”, sino lo contrario: “Fíjate muy bien para dónde vas a ir , porque al camino te lo estás haciendo tú sola”. (¿Por qué diablos las cubiertas de los discos de Serrat no venían con explicaciones para adolescentes despistadas? ) Como las de 40 ya recorrimos un largo camino, nos guste o no, llegamos a alguna parte, que puede ser adonde quisimos o adonde el viento nos llevó. Tenemos una casa, una familia o una carrera que, nos guste o no, es la nuestra. Tal vez en este momento nos paremos en el camino a mirar nuestra historia con más detenimiento. Y nos damos cuenta de unas cuantas cosas: a la casa le falta pintura, a la familia le falta un psicoanalista con cama adentro y a nuestra carrera laboral le faltan como otros 40 años de esfuerzos consecutivos para que arranque para algún lado. A los veinte años, una podía equivocarse de rumbo y corregirlo varias veces. Pero a los 40 nos damos cuenta de golpe ya no hay tanto tiempo, ni para hacer cosas nuevas ni para meter la pata . Eso es bueno, porque nos permite achicar un poco el objetivo, enfocar mejor en lo importante , y no arriegar nuestra vida protegiendo gorilas en Uganda o patinando sobre el hielo en Alaska cuando lo único que queríamos patinar eran muebles reciclados en el taller artesanal de aquí a la vuelta.. Es decir que una mujer de 40 tiene que empezar a estar en foco con respecto a su vida. No nos podemos decirle a nuestro marido: “Querido, te dejé una tarta en el horno. Espérame a que vaya a ver cómo es ser directora de cine, y vuelvo”. No nos da el tiempo para empezar de nuevo ...ni ningún marido nos va a tener esa paciencia. Ser joven es tener el futuro abierto de par en par , tener una página en blanco frente a los ojos. Pero a medida que vamos creciendo, el destino se nos estrecha. La vida es como un teleobjetivo: cuanto más lejos ves, menos cosas se ven alrededor. Lo que ya hemos hecho nos va condicionando el resto de vida. Entonces, a los 40, nuestra vida ya tiene un estilo definido. Por ejemplo, en la mía, elegí el estilo “ kitsch”,y así puedo hacer lo que se me da la gana. NUNCA SERÉ ASTRONAUTA A esta altura de nuestra biografía, las mujeres descubrimos un par de cosas: 1) Todo es más difícil de lo que parecía . 2) Nunca seré astronauta. El primer punto refiere a que cada vez que me pongo a hacer una torta pienso por qué no habré comprado una en la confitería, y cada vez que elegí a un hombre con quien convivir pensé si no hubiera sido mejor conformarme con una breve relación pasajera, en vez de terminar fregándole los calzones. El segundo punto refiere a la situación de destinos acotados que nos toca vivir. ¿Por qué “destinos acotados”? Si a los quince soñábamos con ser la primer mujer astronauta y luego nos olvidamos de hacer los necesario para cumplir nuestro sueño por estar distraídas pariendo hijos y sacando pollos del horno, a los cuarenta nos damos cuenta de golpe: “¡Oia! ¿Yo no quería ser astronauta? ¿Y qué hago ahora zurciendo calcetines de tres tamaños, ninguno de ellos mío?”. Entonces nos agarran escalofríos de impresión, al enterarnos de que el tiempo no es infinito. Tal vez hayas querido ser actriz y tampoco nunca hiciste nada para lograrlo. Pero ser actriz es mil veces más accesible que lograr que te metan en una nave espacial en Cabo Kennedy. Puse el ejemplo de ser astronauta porque ese era mi sueño. Cada tanto me agarra la depre al darme cuenta de que mi sueño quedó en eso: sueño. Cuando me sucede, me acuerdo de la maestra que estalló en el aire junto con el Challenger, y así logro que se me vaya la bronca.. ¡No seré astronauta, pero sigo viva! Con los años una descubre que no vale la pena envidiar a nadie. Ni siquiera a las princesas. Cuando empecé a desear haber nacido en el seno de la familia Grimaldi en Mónaco, y ser la princesa Carolina, supe que el primer marido (Junot) le hizo los cuernos con una vedette, el segundo marido se le ahogó en el mar, la hermana mató a la madre en una curva a 100 km /h y luego quiso ser cantante pero fue un fracaso, para terminar embarazada de su guardaespaldas, para terminar la misma Carolina con cáncer, y volver a casarse con un príncipe terriblemente viejo y gastado. Cuando empecé a envidiar a Lady Di por haberse sacado de encima al tonto del príncipe Carlos y salir con un millonario árabe, ella muere de muerte natural. Porque si vas a 140 km/h en un túnel con un chofer borracho...¡ es natural que te mueras! Cuando envidié a Cristina Onassis, me enteré de que la mujer más rica del mundo, no sólo no tuvo un amor, ni logró jamas ser flaca, sino que además murió en Buenos Aires. ¿ Se te ocurre un destino más triste para una mujer que tenía su propia isla privada en el Mar Egeo? Nadie está exento de vivir desgracias. Y cuanto más rica y famosa eres, más riesgos corres. Mira al hijo de Kennedy, matándose él y su mujer en su avioneta privada. Así que más vale no envidiar a nadie y hacer tu propio destino. El mío fue resignarme a no ser astronauta. Entonces me paso la vida hablándole de cometas y asteroides a mis hijos, llevándolos al Planetario y a observatorios varios, insistiéndoles en que espíen el cielo por telescopios, contándoles la biografía de Yuri Gagarin y preguntándoles día por medio: “¿Y tú, por qué cuernos no quieres ser astronauta?”, esperando que mi carrera sublimada se convierta en una vocación temprana que los lleve a decir en un reportaje “Soy astronauta porque mi madre quería serlo”. Es que, antes que envidiar a Carolina de Mónaco, preferiría envidiar a un hijo mío. Pero ya se sabe que los hijos no nos hacen caso. Pero pensándolo mejor, si una no deja ir a los hijos a un campamento con los amigos sin angustiarse ¿cómo podría soportar verlos zarpando en un cohete espacial? Imagino la cuenta regresiva previa al despegue: “ 3...2...1...0....¡ Ponte el sacooooo!” Además, ser astronauta parece que ya es demodé. Hace unos años , el planeta se detenía cada vez que la NASA o los rusos ponían a un hombre en el espacio. El otro día me enteré de que hay decenas de cápsulas habitadas en el espacio exterior(muchas de ellas con mujeres astronautas) , e infinidad de satélites chatarra que en cualquier momento caen a la tierra estrellándose en su superficie y haciendo desaparecer países enteros....y los diarios ni siquiera lo mencionan. El último astronauta famoso fue Louis Armstrong... ¿O era Neil Diamond? Tengo una amiga que opina que siempre podemos cumplir un sueño. Ella dice que en diez años de estudio y carrera terminada una está apta para hacer cualquier cosa como una profesional de primera. O sea que si alguien de 40 años empieza ahora a especializarse en algo, de aquí a diez años-o sea, a los 50 años-, podrá ser lo que quiera: neurocirujana, concertista de piano, embajadora o cantante de ópera ( porque de rock va a ser más difícil, salvo que una sea líder de un grupo de rock llamado “Tercera Edad”, que anime fiestitas en geriátricos). Pero a mí eso no me sirve de consuelo, porque en diez años no se llega a ser astronauta, como quería ser yo. Si a los 40 no nos aceptan ni como promotoras de tiempo compartido, ni como recepcionista de un hotel de mala muerte y sólo nos contratan como vendedoras de lotes en cementerios privados ( cuando, después de todo, los lotes de cementerios son tiempos eternos compartidos indefinidamente)...¡mucho menos van a tomar a una mujer de 40 para hacer pruebas espaciales en la NASA!. Encima, para entrar a la NASA hay que presentarse con un diploma de piloto de pruebas, ingeniera o física nuclear. Nada más lejos de lo que podría hacer ahora, cuando no logro recordar siquiera mi propio número de teléfono celular. A veces me cuesta recordar cómo llegué adonde llegué. Y - lo que es peor-, tampoco estoy segura de haber llegado adonde quería. Me pierdo en mi propia casa, diciendo: “¿ Para qué vine aquí?”. Mis hijos me dicen “ Vuelve adonde estabas y lo recordarás”. ¡ Pero no puedo recordar adónde estaba antes! La amiga que jura que una siempre tiene tiempo para lograra su sueño, aún sueña con dedicarse a ser serpa ( guía de alpinistas) en el Monte Everest. -Sé que un día lo haré... Un día saldré adelante...- comenta, fantasiosa. - Sí, claro que saldrás... ¡Saldrás en Discovery Channel: “¡Siga la aventura de una anciana que trepa el Himalaya en camilla con sus enfermeros!”- le digo yo. Las cosas bien hechas no son fáciles. Esto se ilustra con una anécdota acerca de un famoso neurocirujano que se cruzó con un famoso escritor, al que le dijo: - ¿ Así que usted es el gran novelista? ¡Mire usted! Cuando me retire, yo también pienso escribir una novela... A lo que el escritor le respondió: - Qué coincidencia, doctor. Cuando yo me retire, pienso dedicarme a la neurocirugía. Okey, si no tenemos todo el tiempo del mundo para llegar a hacer lo que teníamos pensado en el pasado. ¡Al menos tratemos de acercarnos a los que queremos en la actualidad!

La etapa de la libertad

Me siento más cerca de mi madre desde que olvidamos las mismas cosas al mismo tiempo. Siento que todo lo que le pasa a ella también me va a pasar a mí... si vivo tanto como para derrumbarme a pedazos. Antes tenía miedo de llegar a la crisis de la mediana edad. ¿ Pero cuándo llega esa crisis? La crisis de la mediana edad vendría a los 50 si una vive hasta los 100. Como nadie llega hasta los 100 años, la crisis sería a los 37. Como hoy en día se vive a mil por hora, entonces sería a los 30. Pero como a los 30 todas nos sentimos viejas, la crisis de la mediana edad sería a los 21. ¡Buenas noticias! ¡Esto indica que una mujer de 40 ya pasó hace rato la crisis de la mediana edad! Así que por ahora no debe procuparnos ninguna otra crisis más que aquellas en las que nos sumergen los hijos irresponsables y los maridos desprolijos. El problema es que una tendría que buscarse urgente algo que la entretenga largo rato, porque si llegamos a los 80, tenemos por delante otro período de vida tan largo como todo lo que vivimos hasta ahora. ¿Y acaso existe algo que a una pueda hacerla sentir plena y feliz durante tanto tiempo? Tal vez, si pudiera cambiar mi alma por la de Julia Roberts...Pensándolo bien , tampoco estaría dispuesta a cambiarme el alma por la de Julia Roberts, aunque sí estaría feliz de cambiarme el cuerpo por el de Julia Roberts. Cosa imposible, porque no creo que logre convencer a Julia Roberts de que acepte mi cuerpo a cambio. ¿ Cómo se puede vivir plenamente una vida tan larga como la que nos espera? Los primeros veinte años de nuestra vida se nos pasaron aprendiendo a caminar derechas, comer con la boca cerrada, tomar la sopa sin ruido, hacer equilibrio en el bus con tacones sin caernos de espaldas y a cambiar pañales sin ponerle cara de asco a un bebé de un año que nos sonríe tiernamente. Los últimos veinte años de nuestra vida se nos fueron en esfuerzos por llegar a saber quiénes somos. Y a los 40 se nos acabaron los potenciales: somos lo que somos. Estamos en el mediodía de la vida: la mañana siempre se pasa muy rápido. Pero tenemos una larga tarde por delante. Así que, mientras vamos a la panadería y compramos unas ricas pastas para el té, podemos ir evaluando lo que tenemos. Tener 40 es mucho más elegante que tener 20. Las verdaderas damas son las de 40: somos más parecida a nosotras mismas, y dejamos de pensar en ser como los demás esperan que seamos. Esta es la etapa del “ahora o nunca”, una siente que no está para perder tiempo: “Ahora o nunca me sirvo un té”, “Ahora o nunca cierro la ventana que entra fresco”, “Ahora o nunca encuentro la otra pantufla”, son las decisiones relevantes que nos confirman que nos convertimos en mujeres decididas y activas. Lo importante es saber lo que queremos en la vida. Por ejemplo, ahora mismo yo quiero que alguien me planche toda esa pila de ropa que hay en esa canasta. Si me dan un par de décadas más, tal vez descubra algo más relevante... ¡pero aún tengo tiempo para descubrirlo! Muchas mujeres de 40 eligen esta década para redefinir los objetivos de su vida. Las cosas que estaban en primer plano ( “Regar las plantas”), pasan a segundo plano, y las que estaban en segundo plano ( “Mi marido”) pasan a último plano. Nos replanteamos las decisiones más profundas de nuestra vida ( “Bajar tres kilos antes del sábado”) y les damos la prioridad que realmente se merecen ( “¡Bajar tres kilos antes del viernes!”) Antes vivíamos pendientes de quedar bien, de no desentonar, de no recibir visitas si la casa no está perfecta. Pero ya nos dimos cuentas de que hagas lo que hagas, siempre habrá alguien que se quejará y que hablará mal de tí: ¡ Que digan lo que quieran! A esta edad sabemos que jamás seremos perfectas... ¡ y lo aceptamos! No ser perfecta es muy útil. Sirve para alegrarle la vida a los demás.Si una no es perfecta, sirve de ejemplo – “No seas como esa señora”- o de advertencia- “¡ Por Dios, si no te cuidás vas a terminar como esa señora!”-¡ y ya estamos cumpliendo una utilísima función social!. Hasta los 30 nos pasamos la vida disimulando nuestros defectos, y de golpe, llegamos a esta edad en que no hay arruga que se tape con maquillaje. Si no podemos tapar las arrugas (que es lo primero que se ve)... ¿De qué sirve esforzarse por tapar otras cosas? A esta edad, ya no nos importa nada de lo que piensen los demás. Es tiempo de empezar a ser más libres y honestas: En vez de decir “ Leelo tú, que yo no tengo ganas”, decimos “¡Denme una lupa, que no leo nada!”. En vez de decir “ Esa tela es horrible”, decimos “ Esa ropa no me va, es demasiado juvenil”. En vez de decir “ No salgo de noche porque hace frío/ por la inseguridad/ porque mañana madrugo”, decimos “ No salgo de noche...¡ porque me duermo en cualquier parte!”. En esta etapa nos empieza a gustar más la ropa cómoda que la ropa sexy, la gente amable que la atractiva y la comida rica en vez de la comida light. . Y empezamos a pensar en voz alta, caiga quien caiga. A los 40 yo me di cuenta de que tenía idealizada a la adultez. Viví creyendo que todos mis errores de juventud se debían a mi inmadurez, y que la gente grande no hacía estupideces. Ahora que soy grande, no sólo me doy cuenta de que sigo haciendo estupideces, sino que los mayores que yo hacen estupideces más graves que las mías, y que los adultos reflexivos, sensatos y maduros que esperaba conocer cuando sea grande ...no existen. ¡Miren todos los ministros, senadores, presidentes y directivos que hacen y dicen barbaridades mayúsculas sin que se les mueva un pelo!...¿Qué vergüenza puede tener una en pensar en voz alta y cantarle las 40 a quien se nos cruce en el camino? Si nosotras tampoco logramos convertirnos en adultas hechas y derechas y también nos equivocamos, podemos decir: “ ¿Qué me criticas a mí, con lo que hizo ayer el Primer Ministro?”. O mejor: “Mira, no soy perfecta. Tendré 40 años ...¡pero aún estoy creciendo!”.

¿ Tu o usted? Mujeres al borde de un ataque de personalidad dividida

¿Qué mujer de esta edad no sufre el peor conflicto de identidad? El farmacéutico nos trata de “tú”, el cadete de la oficina nos trata de “usted”, el gerente nos tutea, la recepcionista nos dice “señora” , y la mitad de los compañeros de trabajo nos trata de “niña”, mientras que la otra mitad nos llama por el apellido y nos dice de “usted”. En la boletería del estación de tren nos dicen “ ¿ No tienes monedas?” pero cuando subimos al vagón, el guarda del mismo tren nos dice “Disculpe, señora”. ¿ En qué quedamos? Entramos a un negocio comprar una toalla, y mientras la dueña del local le dice a la empleada “Muéstrale a la señora el toallón de la vidriera”, la empleada nos dice “ ¿Te agrada este color?”, mientras que otra clienta dice “Deme otro igual al de la muchacha”, la cajera nos pregunta “ ¿No tiene cambio, señora?” y la dueña nos dice “¿Quieres que te muestre unas cortinas de baño divinas?”. ¿En qué quedamos? ¿Somos señoras, o somos niñas? ¿Es costumbre personal de quien habla o es la imagen ambigua que transmitimos? ¿Cómo hay que tomar este trato esquizoide? ¿Tenemos que exigir más respeto a los que nos tutean, o le damos un beso al que todavía nos trata de tú? ¿Y por qué nos tutean si ya somos grandecitas? Terminamos confundidísimas, sin saber si, cuando un camarero dice “Sírvase, señora”, debemos esperar que se sirva alguna anciana o si nos está convidado a nosotras. Día a día pasamos por momentos de duda, sin saber si tenemos que pedir que nos tuteen, si tenemos que tutear a quien nos tutea, o si nos conviene tratar al otro de “usted” para equiparar el trato respetuoso. Cada vez está más de moda tutear a medio mundo, pero eso tiene sus contras. El tuteo conlleva un posible exceso de confianza. Si nos toca atender clientes o vendedores, lo más recomendable es tratarnos todos de “usted”. Pero si tienes un cumpleaños en la oficina, que te sigan tratando de “ usted” te descoloca tanto que te dan ganas de ir a comerte el pastel al baño de damas. Si estás en un trabajo rodeada de veinteañeras compinches, no es malo que prepondere el tuteo. Hasta que te toca ser la jefa y las mismas que eran tus colegas se convierten en subalternas rebeldes. Entonces ya no conviene ser “una de las chicas” , y el trato se complica . ¿Cómo lo solucionas? ¿Debes decirles “¡Ahora me dicen Señora!”? El tuteo es un viaje de ida. ¡Es imposible comenzar a tratar de usted a alguien que has tuteado! ¿Qué pasa cuando el tuteo nos trae problemas? ¿Y cómo se hace para no perder la dignidad diciendo “ Por favor, exijo que todos me traten de “Usted” ,menos ese lindo morocho de ojos grises del sector técnico, que me puede tutear todo lo que quiera”? En esta edad, de un momento al otro te sientes una colegiala o una madre, según para dónde sople el viento y con quién estés hablando. En los países de habla inglesa no pasa esto : allí “you” significa “ tú” y “ Usted”, las dos cosas al mismo tiempo...no hay ninguna diferencia de confianzas . Esto les da terribles dolores de cabeza a los que subtitulan películas, que por regla general resuelven que la pareja protagonista del film original en inglés comience mágicamente a tutearse después del primer beso. Esto podrá pasar en Puerto Rico, pero no aquí, donde el tuteo viene, por suerte, mucho antes del primer beso: generalmente, después del primer café. La ventaja de las mujeres de habla inglesa es que a los 40 no tienen que sufrir ataques de esquizofrenia como nos pasa a las hispanoparlantes. Pero las inglesas tienen una desventaja: nunca saben a qué grado de confianza llegaron con nadie. Imagínate casada con un marido inglés , preguntándote después de 45 años de convivencia : “ Charles, estoy preocupada ...¿ Me puedes decir si me has empezado a tutear al fin, después de todos estos años? Porque yo lo único que escucho es “you, you, you...” . ¿ El tuteo nace o se hace? ¿ Cada mujer tiene el tuteo que se merece? En esta historia de cómo nos ven los demás – porque en esencia, se trata de eso- no hay salida airosa, y los cuarenta son una década de dudas e incertidumbres permanentes. Lo que te ayuda a ejercitar otro sentido innato femenino, que es el de disfrazarte según quieras que te tuteen, o no.

Mujeres camaleónicas

En esta etapa, las mujeres parecemos camaleones. Cada una con su estilo propio, sabemos cómo disfrazarnos de señoras grandes o de púberes , según cuales sean nuestras intenciones . De niña a mujer, de bicho a princesa- como Betty La Fea-, tenemos todas las posibilidades a nuestro alcance. Y eso es fabuloso. Si queremos, nos disfrazamos como mujeres infartantes... o de viejas infartadas. Si nos atamos el pelo, nos tratan de usted. Si lo soltamos, nos tratan de tú. Sabemos cómo desarreglarnos hasta quedar invisibles, y cómo embellecernos para que todos giren la cabeza para mirarnos. A los veinte, si nos pintábamos los ojos alguien nos trataba de “usted” . Ahora sucede lo contrario: si salimos al natural nos tratan de usted, y si nos pintamos los ojos nos tutean. ¡Milagros de la cosmética! Nos convertimos en monjas de clausura o en bombas sexys, según la ocasión, en un abrir y cerrar del portacosméticos. Después de andar de aquí para allá en equipo deportivo y zapatillas, el día que nos arreglamos un poco todo el mundo dice: “ ¡No te he reconocido! ¡Estás linda, te has arreglado!”, y una no sabe si tiene que dar las gracias por el piropo, o mandar a todos al diablo por menospreciar su potencial de seducción. Poder cambiar tanto de look y aspecto- y sacarse de encima diez años con un poco de brushing y un par de tacones-, es lo que le complica la vida a las de 40 que todavía no tienen pareja. Porque a una tampoco le queda claro qué tipo de pareja se merece a esta edad: ¿Será más adecuado un calvo panzón que haga juego con la cara ojerosa que tiene una por la mañana, cuando se levanta con el pelo aplastado y la espalda doblada ? ¿O en realidad se merece un fisiculturista bronceado que haga juego con el glamoroso aspecto que cobramos con un poco de maquillaje y peluquería? Tengamos al marido que tengamos al lado, a él también lo vemos padecer transformaciones misteriosas. Un día nos parece increíble que estemos conviviendo con ese espanto. Y otras veces nos parece increíble que, habiendo tantas mujeres bellas y solas, ese hombre tan atractivo y sexy siga volviendo a casa a encontrarse con el engendro que vemos en el espejo, o sea: una misma. ¡A no desesperar, muchachas! Lo bueno de todo esto es que aún estamos bien lejos de esa edad crucial donde nos puede suceder lo que le pasó a una tía que estaba esperando el colectivo. Como siempre sucede, el colectivo no paró exactamente en la parada , y toda la cola corrió a abalanzarse a la calzada para treparse a él. Mi tía corrió antes y escuchó que alguien decía : - ¡ Por favor, dejen subir primero a la abuela! Avergonzada, ella cedió el paso a la anciana que detrás suyo.Pero sólo vio jóvenes mirandola fijo. Casi se desmaya de la impresión: ¡ La “abuela” era ella! Por suerte, eso no nos pasa en esta década...todavía. EN LA FLOR DE LA VIDA "Tener una actitud desafiante ante la edad es mejor que estar desesperada, pero no significa un progreso personal”, dijo Gloria Steinem al cumplir los 50. Es que las mujeres perdemos cualquier cantidad de energías pasando gran parte de nuestros 30 años tratando de parecer chicas de 20 , y de los 40, tratando de parecer de 30. Todavía no llegó lo peor : cuando a los 50 intentemos parecer de 40. En diversas oportunidades me tocó entrevistar a mujeres exitosas y... grandes. Ninguna de ellas querría retroceder el reloj y volver al pasado, ni aunque le regalaran el viaje en la Máquina del Tiempo. Actrices, novelistas, cineastas, políticas y empresarias famosas que he entrevistado par distintos periódicos y revistas, todas ellas me confesaron sentirse mucho más a gusto consigo mismas en esta etapa que en ninguna otra etapa de la vida. Después de los 40, una ya no tiene esa inútil paciencia infinita para hacer de asistente social a un hombre inmaduro. Entonces una se libera de esa clase de relaciones destructivas que la llenan de quejas. Las mujeres maduras son las que le hacen caso a sus deseos y abandonan todo lo que las hace sentir mal.. “El tema central de las conversaciones femeninas a los 40 ya no se basa en nuestra relación con los hombres. Las mujeres empezamos a hablar de nuestros logros o frustraciones laborales. Las energías que antes se ponían en la relación de pareja a cierta edad se empiezan a enfocar en probarse una misma. Y eso es muy fortalecedor”, opinó una psicoanalista amiga. Otra psicóloga que conozco me dijo:“Antes las mujeres traían a terapia muchos temas de pareja , que era la preocupación central. Pero ahora la preocupación esencial ronda la estabilidad laboral y la capacidad de independizarse.” ¿Pero entonces había otras cosas para hacer en la vida además de esperar que un hombre nos llame? Parece que sí. Una vedette aprendió por experiencia propia que esperar que todas las alegrías vengan de una relación con un hombre es la mejor manera de malgastar la vida: “Siempre conviene poner toda la energía en una carrera antes que en ningún hombre”, cuenta .”Ahora sé que lo peor que puede hacer una mujer es perder de vista su centro y sus propios objetivos. Las mujeres que se someten se pierden a sí mismas y se enceguecen. Terminan como empleadas domésticas legales y llorando sobre las camisas que les planchan al marido. No vale la pena. No hay nada peor que una mujer frustrada.” La escritora y periodista española Rosa Montero me contó en una entrevista que le hice, que según ella, la mujer está aprendiendo a crecer en el sentido correcto: “ La mujer actual, a medida que madura, se está construyendo más persona con el centro de gravedad en sí misma. Las de mi generación somos hijas de mujeres frustradas, cuando el deber de las mujeres es ser personas enteras, no medias personas. Las madres que se aferran patológicamente a sus hijos lo hacen porque no se han construido otra cosa en la vida. La primera misión de todo ser humano es construirse lo más posible como persona con el centro en sí mismo, porque sólo a partir de allí uno puede ser buena pareja, buen amigo y buena compañera. Una de las cosas más graves que ha ido arrastrando la mujer y que afortunadamente ahora está cambiando es que siempre han vivido en el deseo del otro en vez de en el propio deseo, cosa que es una patología. A cierta edad una está más en contacto con sus propios deseos, y eso es saludable. La vida es un aprendizaje, y ellas se están dando más posibilidades de crecer, ahorrándose el resentimiento de esclavas que llevaron durante siglos.” Cada día son más las mujeres que se emocionan más si las llaman para ofrecerles un empleo que si las llama Brad Pitt para cenar en un sitio romántico. Hacernos cargo de nuestro propio destino es, actualmente, casi más sexy que recibir la mirada aprobatoria de un hombre. “Las mujeres crecen cuando desean desarrollar a pleno sus capacidades,y deciden no quedarse a la sombra del otro”, afima la psicóloga Clara Coria. “Actualmente existe una saludable tendencia a que las mujeres se valoren más y a dejar de lado el mito de que la que no está en pareja está sola. Está sola la que está mal acompañada por un varón y por sí misma. Hay que estar bien con uno mismo para estar bien con otro”, asegura la experta. Rosa Montero afirma : “ No es bello ser muy joven . Nunca estamos tan desesperados como en la adolescencia. Pero cerca de los 40 pasamos por otra crisis de desesperanza. Es cuando descubres que la muerte es tu propia muerte, no la de otros. Luego sigues analizando la realidad y vas confirmando la sospecha de que en el mundo hay tanta luz como tinieblas. O más.” Definitivamente, a mi ya no me interesa que Brad Pitt me invite a cenra con luz de velas. Primero, porque temo que tarde o temprano terminaré sonándole la nariz como hago con mis hijos. Y segundo, que la luz de velas ya no me interesa, porque prefuiero ver bien qué clase de comida me sirvieron . Las mujeres de 40 ya no dejan que les den gato por liebre. Cuando llega el camarero de un restaurante romántico, sólo a los 40 una es capaz de pedirle: - ¿ Me trae una linterna, que quiero ver si estas son las gambas que pedí? Y sólo a los 40 mandas el plato de vuelta a la cocina sin reparos si no te han traido exactamente el platillo que pediste. ¡Y también lo mandas de vuelta a casa a Brad Pitt, si no sabe comportarse en la mesa y si de una vez por todas no se suena su propia nariz!