lunes, 8 de septiembre de 2008

Capitulo 6 : ¿ Cumpleaños feliz?

De pasteles, velas, cotillón y lágrimas Nihil médium est. Sors estsua cuique ferenda. MANLIO ("No hay término medio. Tenemos que aguantar nuestra suerte.") Pensé orgullosa: ¡Acá estoy , con medio siglo de vida ! Cumplir 60 me daba medio . ¿ Quieres saber cómo cumplí los 70? Me pinté la cara de negro, me puse uina peluca afro , usé ropa negra y puse un crespón negro en la puerta de casa . – Bette Davis . El problema es que numeramos todo . Tomen a las mujeres , por ejemplo., Ellas merecen mucho más que doce años entre la edad de 28 y los 40! -James Thurber Conocí a una mujer que no quería cumplir años. Estuvo teniendo 30 años durante tanto tiempo, que se le arrugaron. Ella ya no es como era hace quince años: ahora tiene siete años más. Su edad oscila entre los 30 y los “ qué importa”. Podría agregarle años a su vida con sólo admitir su edad. Pero nunca olvida qué edad tiene, una vez que decide cuál quiere tener. Piensa que los mejores años de su vida fueron entre los 39 y los 40. Para calcular su edad, como tantas otras, eligió el sistema de la cuenta regresiva. No miente la edad, sino que es solidaria con los demás: ¿Para qué confesar más años, si los números altos son siempre difíciles de recordar? La última vez que le preguntaron la edad, como no recordaba si tenía 42 o 43, dijo que tenía 36. No es que se sacara edad: era que los años que se restaba se los sumaba a la edad de su cuñada. Finalmente admitió haber cumplido 40: lo que no dijo fue cuándo. Lo que pasa es que le costó horrores cumplirlos: le llevó 8 años enteros. Ahora ya no les teme a los 40: a los 45 dejó atrás a esa edad, ya hace diez años. Ahora planea festejar el décimo aniversario de su cumpleaños 36. Hay que comprederla: a todas nos pasa algo semejante. No es fácil tener 40 años. Y cumplirlos ( estrenarlos) es lo peor. Ninguna de nosotras seguro habrá tenido reparos en cumplir los veintitantos, más allá de algún bajón adquirido al ver que una sigue cumpliendo años después de los 23... y ni que hablar de tener que cumplir 27, que da bastante miedito.· ¿ Cómo, la juventud no era eterna? ¿ Y por qué no me avisaron? ¿Dónde está la ventanilla de reclamos o el libro de quejas? A los 30 nos dimos cuenta de que los veintiantos no fueron sino una larga sucesión de errores y bochorno. No podemos explicarnos cómo perdimos 4 años de nuestra vida con semejante hombre feo y aburrido que al final nos dejó por una jovencita semianalfabeta que conoció en las vacaciones. Tampoco podemos entender por qué perdimos otros 4 años estudiando una carrera que detestábamos con todo el corazón. Ni por qué no nos fuimos antes a vivir solas, si desde que nos fuimos de la casa paterna nos llevamos mejor que nunca con nuestros padres. Cumplir los 30 es como una realización: una se deja de pavadas, ya es mayorcita y empieza a hacer las cosas con un poco más de cuidado. Los 30 se pueden festejar casi como si fuera la Entrega de Diplomas: te recibiste de Pavota Grande, pero todavía estás a tiempo de mejorar y ajustar algunas tuercas en tu vida, de esas que quedaron flojas en los locos veintipico. ¿ Pero cómo se festejan los temibles 40, una fecha en la que se supone que aprendiste algo de la vida que hiciste algunas cosas bien, y que ya no vas a los tumbos? Cuando una aún está teniendo años que empiezan con la treintena, se ve en la obligación de ponerse a pensar que, aunque todavía tiene 39 durante quince días más, se acerca la fecha fatídica de cumplir 40. ¿ Hay que festejarlos, llamar a los amigos, confesar la edad y fingir que la estamos pasando bárbaro cuando sentimos que entramos en la Década Infame? ¿O dejamos pasar el día como otro día cualquiera, no le avisamos nada a nadie y nos deprimimos porque nadie recordó el histórico cambio de década? Este conflictivo cumpleaños se festeja de las maneras más insólitas. Como aún no hay máquinas del tiempo que permitan saltearse la nefasta fecha del día de nuestro cumpleaños, cada mujer se amarga ese día como más le gusta. Hete aquí algunos ejemplos que espero no se te ocurra imitar cuando cumplas 40. Ni 50. Ni 150... Caso Analía: Cumpleaños Maníaco- Depresivo Tengo una conocida que no quería cumplir 40... pero la fecha se acercaba. Decidió que no iba a ser tan hipócrita de fingir que quería fiesta cuando en realidad tenía más ganas de organizar un velorio. Su fantasía íntima de cumpleaños era juntarse con los amigos a llorar en torno al ataúd lleno de cartas de amor ajadas, discos de los Bee Gees, frascos de pachuli vacíos, flores apretadas en libros de poesías de Khalil Gibrán, fotos de ex novios, los chupetes de sus hijos adolescentes y la carpeta con la sentencia de su divorcio, para despedir a los años de las ilusiones que con el tiempo se habían tronchado. Cuando llegó la fecha, se tomó el día libre en el trabajo inventando una fiebre, descorchó con esfuerzo una botella de champagne, se la tomó sola, y lloró toda la tarde encerrada en su casa. Cuando se dio cuenta que ya era de noche y lo único que había hecho era llorar, se lavó la cara y se fue corriendo a una boutique para comprarse un pantalón de seda salvaje color fucsia que la obsesionaba desde hacía meses, justo antes de que cerraran la cortina del negocio. Jamás lo usó. Pero al abrir el placard, lo mira y dice “ Este es el pantalón que me compré cuando cumplí 40 años”. Caso Patricia: Fiesta con Magia... Negra Resuelta a que su cumpleaños 40 no pasara desapercibido, Patricia lo planeó concienzudamente con meses de anticipación. Avisó a todos los amigos de ella y de su marido, buscó un salón amplio y alegre y contrató un mago, un pinchadiscos, y se puso a cocinar una variedad inmensa de exquisiteces. Con el marido pasaron fines de semanas enteros diseñando juegos grupales y empaquetando premios. El día del cumpleaños, llegó al salón a mediodía, lo llenó de globos, moños, carteles alusivos a la edad, decoró mesas con manteles de encaje y las llenó de jarrones con flores. Patricia y su marido fueron los maestros de ceremonia, explicando paso a paso en qué consistían los juegos intergrupales. Adivinanzas, chanzas, acertijos, guerras de canciones y prendas varias amenizaron la velada. Los juegos se matizaron con un baile y con un prestidigitador que sorprendió a todos con sus trucos mágicos.Finalmente se repartieron los premios al equipo ganador y los premios individuales consuelo a cada uno de los participantes. Cortaron tortas varias sin velitas y, ya bien entrada la noche, los invitados empezaron a retirarse. Y la esposa de un amigo le dijo a Patricia al saludarla: - Fue impresionante todo lo que trabajaste organizando esto... ¡Debes estar muerta de cansancio! Fue todo muy lindo, lástima que con tanto jueguito y show organizado nadie pudo charlar nada con los amigos... Patricia sintió que las rodillas se le aflojaban y corrió al baño, diciéndole al pasar a su marido: -Tú saluda a todos de mi parte. Yo me voy al baño a llorar. Estuvo sentada en el wáter hasta que se fue el último invitado. Sólo luego de varias sesiones de terapia pudo saber por qué le molestó tanto esa frase. Y fue porque era la verdad. Ella quiso organizar algo bien nutrido de actividades, para que todos estuvieran entretenidos y a nadie se le ocurriera hacer comentarios sobre su edad, ni chistes sobre los 40 y que a nadie se le ocurriera cantar el “Cumpleaños Feliz”o advertir que no había ninguna torta con cuarenta velitas para soplar. Se encargó de que no hubiera tiempo para hablar del paso del tiempo. Caso Sandra: Nunca seas ocurrente en las tarjetas Cuando Sandra estaba a punto de cumplir 39 años, decidió festejar un cumple con un almuerzo en su casa, un sábado a mediodía. Para eso, envió un montón tarjetas a amigos y parientes, con una invitación que en su momento le pareció original: “ Te invito a un almuerzo para despedirme con alegría del último año antes de entrar a la cuarentena ” ¡Craso error! Se la pasó recibiendo regalitos con tarjetas que decían “ ¡Felices 40, Sandra!”, “ La vida empieza a los cuarenta”, “Que tus 40 años sean los más felices”, “¡Que todos tus deseos se realicen a los 40!” A los tres primeros que llegaron les advirtió el error de cálculo o interpretación ( propio o ajeno. El resto se enteró cuando ella sopló una torta que decía 39 escrito con crema sobre chocolate. Sandra se pasó un año entero teniendo 39 años, pero sintiéndose de 40, como si mintiera achicándose la edad. Al año siguiente organizó para su cumpleaños otro almuerzo. ¡Y recibió un montón de tarjetitas deseándole “ Felices 41” cuando ella sólo estrenaba los 40! Pero eso no fue lo peor de todo. Lo peor fue que cuando quiso aclarar todo explicando el error del año anterior, todos se rieron y le dijeron: - ¡Vamos! ¡ A los 41 eres muy joven para quitarte edad! Caso Mónica: A falta de pan, nadie quiere torta Mónica estaba sin un peso, en un año económicamente difícil. En una reunión de amigas dijo que no pensaba hacer nada para su próximo cumple de 40, porque no tenía plata ni para comprar una docena de sándwiches. Entre ellas, resolvieron la cuestión: en vez de cena o lunch, el cumpleaños se limitaría a una reunión de amigos, después de las diez de la noche, para tomar un café. Le pidió a cada uno que llevara algo dulce. La idea parecía genial. A las diez de la noche a Mónica se le llenó el comedor el living y la cocina de masas, tortas de chocolates, budines, tartas de frutas, tortas de ricota, cubanitos con dulce de leche y hasta masas finas. Conmovidos por las penurias económicas de la amiga, nadie quiso ser menos en el acto solidario, y todos se esmeraron en que no faltara nada para el café. Pero claro,¿ Cuántas cosas dulces se pueden probar sin empalagarse cuando uno daría la mano derecha por una sardina? Una pareja amiga llegó con su hijo de cinco años, que llevaba un paquete de patatas fritas, que dejó olvidado en la mesa. Los invitados se abalanzaron sobre la bolsa como si fuera caviar, las patatas se evaporaron en segundos, y cuando el niño volvió a buscarlas, se puso a llorar como loco: - ¡Me comieron mis patatas friiiitaaaaas! Ahí Mónica se dio cuenta de que algo andaba mal en la organización. Sobraron tortas y todos se fueron temprano: lo que querían era llegar a casa antes de que cerrara la pizzería. Caso Adriana: Con frío en el alma Adriana, reciente divorciada, quería pasar un cumpleaños de 40 distinto, divertido y especial. Reservó una mesa en la galería al aire libre de un restaurante elegante. Invitó a unas veinte personas a que se sumaran al evento. Ella estaba de novia con un joven de 26 años. La relación era muy incipiente y por eso no se animaba a blanquearla, pero tampoco se animaba a dejarlo afuera de su cumpleaños. Así que invitó a su Adonis como a un amigo más, y lo hizo sentar en la otra punta de la mesa. Adriana se paso la noche entera haciendo como que no conocía a su noviecito, y lo hizo tan bien que una amiga de esas que sólo se invitan a los cumpleaños se pasó toda la noche coqueteando con él hasta que se lo llevó a la casa.Adriana calculó que acababa de perder dos amigos o de sacarse de encima a dos traidores. La cuestión es que de un momento para el otro todos se levantaron de la mesa al mismo tiempo para dar por terminada la velada. Ella volvió a su casa sola. Al día siguiente, cuando se despertó con los ojos hinchados del llanto, se dijo: “Bueno, ya pasó lo peor. Tienes 40, algunas cosas salieron mal, pero tengo que reponerme”. Justo entonces una amiga que había estado en la cena de la noche anterior la llamó para chusmearle: -¿Has visto cuando el mozo trajo la cuenta, que todos insistimos en pagarte la cena como regalo de cumpleaños? -Sí, me acuerdo... -Bueno, cuando fuiste al baño, Sonia dijo que ella no pensaba pagar tu cena, porque creía que, como tú invitabas, ya estaba todo pago por ti. -¿Eh? - Bueno, Sonia dijo que eres de lo más miserable, algunos estaban de acuerdo y otros no, así que cuando estábamos discutiendo volviste del baño, nos fuimos todos. Pero estuvo bueno... ¿ eh? Adriana decidió no volver a festejar ningún otro cumpleaños. Caso Marcela: “Canguros borrachos en mi casa” Marcela propuso festejar los cuarenta con algo revolucionario: un baile de disfraces en su casa, con concurso de cócteles incluido. Para consuelo de sus amigas solteras- que siempre le andaban pidiendo que le presenten hombres sueltos-, le pidió a sus primos y amigos varones que trajeran más varones para que la casa no parezca la sala de espera de un ginecólogo. Con el tema de que se iba a hacer un concurso de cócteles, la casa se le llenó de cowboys, Supermans, y hasta un canguro que se pusieron a mezclar bebidas sin ningún control y a probarlas con menos control todavía. Algunos de los señores colados aprovecharon el anonimato que les otorgaba el disfraz, el antifaz o la máscara para ponerse pesados con señoritas que, de puro tímidas, no se habían disfrazado de nada. Marcela decidió ir a decirle a su marido que había que sacar de la casa a esos zarpados. Pero como ya sabemos, lo malo nunca termina en malo, sino que prosigue hasta convertirse en espantoso. Justo cuando se acababan de ir de su casa, por fin, todos los borrachos disfrazados, una amiga – sí, la más tímida, y la que más se quejaba de lo pesados que eran esos amigos – la miró con cara de carnero degollado diciéndole: - ¿Qué pasó? ¡ No me digas que se fueron los hombres! - Sí. ¿ No estábamos de acuerdo conque eran unos pelmazos? - ¡Pero a mí me gustaba Superman! ¿Y ahora qué hacemos para divertirnos? Ella pensó en arrojarse por la ventana. Sólo que no lo hizo porque vive en planta baja. Caso María: Mago equivocado Cuando María cumplió 40, su marido decidió que invitarían a los amigos a un pizza-party en una pizzería con salón privado. Alejandra, la mejor amiga de María contrató para la ocasión a un animador-cantante –mago- ventrílocuo que pagaba ella como regalo. A todos nos quedó la impresión de que le había pagado muy bien a ese hombre, porque él sólo miraba a Alejandra, dirigía las bromas a ella, y hacía aparecer pañuelos en la silla de Alejandra. Tanto bailó y cantó con Alejandra el mago desubicado, que algún despistado llegó a preguntar: - Perdón, pero... ¿ quién cumple años? ¿ María o Ale? - ¡No sé, pero lo bien que haría ese mago en hacerse desaparecer él mismo antes de que María lo saque a patadas! Todo terminó mal, con el marido de Alejandra celoso del mago confundido, María amargada de que su amiga le sacara el protagonismo de la fiesta... y un montón de invitados que sólo esperaban que el mago fuera uno de verdad y los hiciera desaparecer de esa fiesta más que incómoda. Caso Beatriz: Cuarenta años en soledad Beatriz preparó un almuerzo buffet a todo trapo para cuarenta personas el día de su cumpleaños 40. Obvio que esas cosas no salen solas. Por suerte, ella tiene un marido voluntarioso que la ayudó a armar canapés, vittel thoné y piononos durante toda la semana anterior. Llenaron la heladera de botellas, el freezer de cubitos, limpiaron la casa a punto espejo, y la noche anterior se hicieron tiempo para ir a saludar a una compañera de trabajo del marido de Beatriz que cumple años el mismo día que ella. Claro que los dos estaban reventados, hacía mucho calor, y con tanto trabajo no habían comido nada en todo el día. Entonces el marido de Beatriz, hambriento y sediento, se bajó un litro de cerveza helada y tres sandwiches de lechón adobado. Al día siguiente, él no podía levantarse de la cama del dolor de cabeza. Empezó a llegar la gente, Beatriz a recibirlos, y su marido estaba sin poder salir de la cama con un violento ataque de hígado. Lo peor fue atender a los amigotes del club de él, que no encontraban ningún tema en común con los amigos de ella. Obviamente, él sólo se levantó de la cama a hacerse una tisana cuando los invitados se retiraban, al atardecer. Y terminaron peleando los dos. Ella sintió que él le había boicoteado el cumpleaños intencionalmente. Él quedó convencido de que ella no tiene compasión por un pobre hombre con el hígado deshilachado. Caso Liliana: Cumpleaños minimalista Liliana se despertó una mañana y se dio cuenta de que ese día cumplía 40 años. Se pasó todo el día esperando que sucediera algo especial, pero no pasó nada. Los hijos le dieron un par de besos más. Su hija le regaló un dibujo. Su marido le regaló un ramo de jazmines y un perfume. A la noche se fue a dormir diciendo: “ Bueno, por suerte, ya pasó” Conclusión : No es fácil cumplir años. Pero más difícil es cumplir 40. Deberían existir agencias que organicen cumpleaños con más criterio que como los organizamos improvisadamente.. Ese día, que marca solamente cuántas vueltas alrededor del sol dio el planeta desde que nacimos, se nos hace difícil de resolver. ¿Hay que alegrarse o ponerse seria? ¿ Es mejor festejarlo o dejarlo pasar? ¿Es un cumpleaños más o un día muy especial? De acuerdo a los relatos que acabo de narrar- todos absolutamente verídicos- creo que las expectativas muy elevadas respecto a cualquier cosa son las que empeoran el panorama. Acuérdense tan solo de cómo se festejó la ansiada llegada del 2000. Todo el mundo imaginó extravagantes fiestas de fin de año, y cuando llegó el momento del festejo, todos se quedaron en sus casas. Nunca nadie festejó tan poco ni tan pobremente como la noche del Año Nuevo 2000, donde los únicos que la pasaron bomba fueron los que organizaron los festejos que se emitieron por televisión. Y que para colmo se habían grabado en septiembre.

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