lunes, 8 de septiembre de 2008
Capítulo 10 : Hijos crecidos ...y no tanto
Las mujeres tienen placeres simples: la conversación de niños abrazados y de hombres enamorados.
H. L . Mencken (1920)
CARRERA DE ÓVULOS CANSADOS
Si los hombres de 40 fueran los que quisieran quedar embarazados, habría quince mil métodos gratuitos y superefectivos de prolongar la fertilidad.
También alguien dijo que si los hombres quedaran embarazados, el aborto sería un sacramento, pero ese es otro tema.
Si tienes 40 años, y estás planeando empezar a reproducirte, lo que se encuentra en sitios médicos de Internet son expresiones como:
“La elección de tratamientos de fertilidad en mujeres de más de 40 años debe inferirse de resultados alcanzados por mujeres más jóvenes, porque la información especifica sobre mujeres de mas de 40 años a menudo escasea o falta.”
Y también dicen aquello que le dijeron a mi amiga, la que quiere tener su primer hijo antes de la menopausia:
“Por ende, una mujer de 40 que quiera tener un hijo no tiene tiempo que perder “.
Genial : nos estamos arrugando, nos estamos olvidando del color original de nuestro pelo, bajar medio kilo nos cuesta un mes de dieta estricta de té con limón, nunca más nos entran los jeans, nuestras decisiones laborales y elecciones de vida se recortan a un 70%... ¡y además, si queremos tener un hijo no tenemos tiempo que perder!
Lo peor del tema no es que haya que apurar la maternidad, sino que todos lo s estudios demuestran que cada vez es más difícil quedar embarazada después de los 40. La fertilidad declina inexorablemente, por lo cual hasta a la que no tenía pensando tener otro hijo se desespera, ya que no hay nada que una desee más que lo que está prohibido o que no se puede hacer. Y empezamos a pensar: “¿Seguro que no quiero otro hijo más?”.
A partir de los 40, una tiene un tercio de las posibilidades de embarazo que tenía el año pasado. Los tratamientos, a su vez, aumentan un tercio más las posibilidades naturales. Pero el éxito de los tratamientos artificiales que aumentan en un tercio las posibilidades de embarazo se reduce al 40% después de los 40 años, y al 10% después de los 45 años. Ni los implantes de óvulos, ni las inyecciones de gonadotrofina logran milagros cuando los ovarios dicen “basta”.
Cada mujer nace con alrededor de 40.000 óvulos en total, que va liberando mensualmente con cada menstruación. Para cuando ronda los 40, ya usó unos 3500 o 4000 óvulos: sólo un 10% de los que lleva consigo desde el nacimiento. Algunos pudieron convertirse en hombres y mujeres, mientras que la gran mayoría quedó atrapada entre las hebras de algodón de un tampón OB Super.
Ahora bien: ¿ Para qué produce nuestro cuerpo tan inmensa cantidad de óvulos, si en realidad se usan tan poquitos? ¿ Acaso en épocas prehistóricas las mujeres teníamos un depredador VIP que nos cazaba para cosechar ovarios y darse atracones de caviar humano? Sería genial que, ya que tenemos tantos óvulos, todos nos duren para extender la fertilidad tanto como queramos. Pero no: la verdad es que después de 40 años encerraditos en nuestros ovarios los óvulos empiezan a estropearse y machucarse, como si fueran masas finas que llevamos bamboleando de aquí por allá. Por eso, a partir de los 40 existe un riesgo de que tengamos bebés con problemas genéticos que va del 11% al 30% de aumento, año tras año.
Pero veamos la parte buena: aún existe un 89% de posibilidades de tener un bebé sano. ¿ No vale la pena intentarlo?
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