lunes, 8 de septiembre de 2008

¡Qué dificil es ser mujer!

Las mujeres nos pasamos la vida entera tratando de saber qué es ser mujer. Por eso hay tantos libros intentando responder este enigma, y - así y todo - nunca parecen suficientes. No existen libros titulados: “ Hombres de 30”, “¿Qué quieren los hombres?”, “Soy padre y quiero un trabajo”, “Vivir solo y disfrutarlo”, “¿Hombres agresivos u hombres decididos?”, “Las mujeres aman a los hombres que se aman”, “Cómo saber si ella es la mujer de tu vida”, “Ella y tú: ¿ Son el uno para el otro?” , “El hombre que lo da todo”, “Hombres que aman demasiado”, “El hombre trasgresor”, “Cómo ser hombre y manejar tu propio dinero”, “Hombres inteligentes y solos”...Si esos hipotéticos títulos no existen es porque los varones tienen un montón de cosas más claras que las mujeres. ¿Por qué los hombres son tanto menos conflictivos que nosotras? En primer lugar, hay una diferencia de base que no se le escapó ni a Freud ni a Lacan. Para un bebé varón, nacer y convertirse en hombre es muy simple: se trata solamente de no ser como mamá, y de cambiar su objeto de amor único ( una mujer) por otra mujer que no sea ella. Eso es todo. En cambio, una nena debe transformarse en una mujer como su mamá, pero al mismo tiempo debe convertirse en alguien distinta a ella. En segundo lugar, una nena debe aprender a amar a alguien de sexo distinto al de ella ( papá), y luego de llegar a la victoria de lograrlo...¡ debe aprender que no puede quedarse con ese, sino que tendrá que amar a otro hombre! Los psicólogos hablan de un “proceso de doble sustitución”.De acuerdo a este “doble trabajo” para amar a un hombre, el mismo Freud se preguntaba por qué será que todas las mujeres no son homosexuales. De todo este lío queda el narcisismo femenino que nos lleva a comprar revistas femeninas, llenas de fotos de cuerpos de modelos que posan sugestivamente para otras mujeres. ¿No sería más lógico que, siendo mujeres, nos deleitemos comprando revistas femeninas con hombres musculosos y atractivos en las tapas? Las mujeres se miran mutuamente y se admiran unas a otras. Así que en concepto de deseos, hombres y mujeres estamos hermanados por la misma obsesión hipnótica: el cuerpo de la mujer. ¡ Y después dicen eso de “¿ Quién entiende a las mujeres?”! ¿Cómo van a entendernos, si nuestra formación psíquica es un desquicio? A todo este proceso se debe que en cualquier ciudad hay un negocio de ropa de hombres por cada 300 locales de ropa femenina, y que desde hace siglos el hombre usa más o menos siempre lo mismo ( saco, corbata y pantalones) mientras que la ropa de mujer cambia siempre. Nadie se molesta en diseñar nuevos estilos de ropa masculina. ¿Para qué, si tienen la batalla perdida de entrada? La novia del casamiento en todas las culturas se viste como una reina, mientras el novio, insignificante, se confunde entre los invitados. Capaz que se gastó trescientos pesos en traje nuevo y no hay un alma que le diga: “¡Juan Carlos, qué lindo que estás!”. Si todas las mujeres siguen soñando con casarse de blanco y vestirse de novias es porque en ese momento en que se viste de torta de merengue se disipan todas las dudas acerca de qué es ser mujer. Ser mujer es vestirse como un merengue gigante y que todos te digan: “ ¡Estás tan bella!”.

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