lunes, 8 de septiembre de 2008
Buscando un empleo creativo
Una amiga me dijo: “Estoy conflictuada. Tengo un problema de identidad. Cuando me preguntan a qué me dedico, no sé qué responder. Entonces digo que estoy conflictuada porque tengo un problema de identidad. Y quedo súper moderna.”
Ella resolvió el problema. Pero escucho a demasiadas mujeres que quieren volver a trabajar, quejándose de la recesión imperante y de que no consiguen empleo. La mayoría dice que “ ya entregué curriculums por todos lados” y que “ nadie la llama”. Y cuando una les pregunta: “ ¿ Pero qué quieres hacer?”, Ellas responden “ ¡Qué sé yo!¡Cualquier cosa!¡Pero mejor si es algo creativo!” Pero no encuentran nada porque no existe el “empleo cualquiera”. Y menos, algo creativo. Bien mirado, cualquier empleo es creativo. Cuando yo me dormía de aburrimiento redactando CD- Roms educativos, tenía unos sueños de lo más creativos, que me servían para escribir cuentos al llegar a casa. Los cuentos siguen su sueño eterno en un cajón. ¡Pero lo mío era creativo!
Hay quienes aconsejan comprar libros de autoayuda para conseguir empleo. Pero yo creo que escriben libros de autoayuda los que no tienen plata para comprarse uno. Al leer un buen libro de autoayuda una siente que ahí mismo, en su habitación, está sentado el autor, contándoselo. Es por eso mismo que nunca leo libros de autoayuda.
Lo que leo son avisos clasificados, rubro “Empleos”. Que equivale a tener a cientos de agentes de empleo el domingo en el comedor diario de tu casa, diciéndote a coro: “¡Mayores de 40, abstenerse!”
Los empleos que existen en los avisos clasificados son cosas puntuales y cada vez más específicas: secretaria de vicegerente, pintadora de uñas de salón de belleza, cepilladora de elefantes en un circo o ayudante de instrumentista quirúrgica. Para todos y cada uno de ellos te piden:
a) Experiencia previa
b) No haber cumplido más de 24 años.
Es de lo más paradójico, ¿ Cómo se hace para tener experiencia antes de los 24?
O sea que a los 40 y con experiencia, ya no podemos aspirar a peinar elefantes. Pero podemos saber qué es lo que queremos hacer.
Ningún empleador contrata a alguien que dice que quiere hacer “ cualquier cosa”. Todos buscan empleados que les aseguren que siempre soñaron con cubrir exactamente el puesto tal y cual, que es exactamente lo que saben hacer a la perfección. En todas las empresas la primer pregunta es: “¿Y usted qué quiere hacer?”. ¡“ Cualquier cosa” es la peor respuesta!
Tus aptitudes te marcan la vocación. Si una sabe hacer tortas y habla francés, más vale que se ofrezca en la cocina de un hotel, no en una fábrica de cotillón o en una casa de alta costura. Es imprescindible tener una mínima idea de cuál es la trayectoria y ocupación de la empresa adonde vas a pedir trabajo. No queda bien entrar diciendo que admiras profundamente la calidad del champú que fabrica una empresa que, en realidad, se dedica a envasar extracto de tomate, ni queda elegante decirle al director de una empresa automotriz que siempre soñaste con trabajar en una industria textil.
Si en tu búsqueda incesante de trabajo ya se te hace difícil distinguir entre una oficina de empleos y una calesita, ve sobre seguro: no digas nada y espera que te informen a qué se dedica la empresa... hasta que alguien te ponga un balde y un lampazo en las manos. Entonces sí, habla y diles: "No vine por el aviso que pedía personal de limpieza. Soy psicóloga especializada en selección de personal". Tal vez así descubras que en realidad entraste a buscar trabajo en una fábrica de artículos de cotillón, en cuyo caso tal vez te convenga empezar pasando el trapo por el séptimo piso para terminar en los baños de planta baja.
Con el tiempo una se acostumbra: cualquier empleo te demanda el mismo trabajo que harías en casa, con la diferencia de que vas a tener un cheque en la mano a fin de mes.
Peor les pasa a los taxistas, que arriesgan su vida en cada esquina.
Piénsalo así: ¿Qué puedes perder lavando otros baños que no sean los tuyos? El único riesgo es patinarse con un jabón. Pero si realmente tienes un título universitario- como el de psicóloga especializada en selección de personal-, serás capaz de evitar semejante percance.O al menos podrás elaborar el duelo por la pata rota con el resbalón.
Buscar empleo a través de los diarios no es la mejor idea. Los diarios están plagados de avisos de empresas inexistentes con intenciones dudosas. La mayor parte de estos avisos son publicados por hombres y mujeres solos de alrededor de cincuenta años que están hartos de matar el tiempo llevándole le comida a los gatos de la plaza, y que por eso se dedican a hacer entrevistas de trabajo en las cuales pasan dos horas cuarenta a alabar las virtudes de una empresa inventada, para así convencerte de que le cuentes tu vida, escuches la suya y le dejes tus datos.
Si les caes bien, te invitarán a cincuenta entrevistas más, que servirán para llenarle la vida a un hombre semicalvo de corbata de color naranja chillón y camisa de cuello sucio, que si es hábil te sonsacará alguna anécdota divertida que le servirá para impresionar al siguiente iluso que busca empleo.
El resto de los avisos son publicados por gente que no duerme pensando de qué manera le pueden sacar dinero a las mujeres de 40 que buscan un trabajo creativo.
La mejor manera de encontrar trabajo es ofrecerlo en todas las empresas que NO publican avisos en los diarios, porque no lo necesitan: tienen colas de gente pidiendo empleo en la puerta.
Haz la cola con zapatos cómodos y aprovecha la espera para hacerte amiga de los que están en la fila. Tal vez a alguno de ellos te ofrezca un puesto que para él es horrible pero que tú aceptarías gustosa, como el de pensar de qué manera se le puede sacar dinero a las mujeres de 40 que buscan trabajo.
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