lunes, 8 de septiembre de 2008
Que no te rompan el currículum
A todas las entrevistas de trabajo hay que llevar CurrículumVitae. Este no debe superar las dos páginas de extensión. En primer lugar, porque los currículums largos abruman y dan la impresión de que no te vas a conformar con un sueldo de menos de cinco dígitos. En segundo lugar, porque nadie tiene mucho tiempo de leer nada más que tu nombre y teléfono, y mirar con lupa tu fecha de nacimiento.
Recuerda que poner datos como “Hago un excelente guiso de mondongo” no son útiles para impresionar a los Gerentes de Marketing. Como en todos los diarios piden gente de “ hasta 40 años” - como si alguien de 40 fuera un cadáver laboral -, evita poner la fecha de nacimiento y el número de documento, así no calculan tu edad. Que se tomen el trabajo de llamarte personalmente y evalúen si estás lo suficientemente buena – o no- a los 40 como para que merezcan ser contratada(o no.
Tampoco hay que extenderse mucho en describir la trayectoria porque realmente a nadie le importa un comino hiciste antes con tu vida ni qué estudio hayas realizado.
Si se pudiera leer el pensamiento de un gerente que lee un currículum, las frases más repetidas serían :“¿Y a mí qué?”, “¡Jo, jo, jo!” “”¡Uf, qué pesada!” y con más frecuencia “¿Lo doblo o lo abollo para que entre en el cesto?”.
Una foto tuya adosada al currículum logra mágicamente que algún directivo de empresa lo tenga un segundo más en sus manos antes de arrojarlo a la basura. Primero circulará el currículum al resto de los empleados, que pasarán un buen rato diciendo qué espantoso corte de pelo tienes y encontrándote parecidos con Vilma Picapiedras o Glenn Close.
La regla para saber a qué cargo puedes aspirar es sencilla: del cargo para el que estás preparada, aspira a tres rangos jerárquicos más arriba.
Los jefes no hacen las cosas: dan las órdenes para que otros las hagan.
Si no sabes hacer nada de nada y hace tanto tiempo que no ejerces como psicóloga que ya no recuerdas si Freud era una marca de autos, un compositor austríaco o un pintor cubista, aspira a cargos de jefatura, que es el único puesto en que puedes ser ignorante.
Por último, infórmale a todos tus conocidos que estás buscando trabajo. Luego del tercer o cuarto llamado recordándoles a todos que el pedido va en serio, tal vez el jardinero de tu tía te avise que la señora de al lado de su casa en Malambiente necesita que alguien le cuide tres chicos, que – casualidad del destino- es lo mismo que tú estás intentando que alguien haga por tí.
Como tú, ingeniera en sistemas o psicopedadoga al fin, dudosamente aceptarías este tipo de empleo, esta información te alegrará el día entero pensando en qué bello es andar por la vida buscando trabajo sin tener que cuidarle los chicos a una señora que vive en la peligrosa localidad suburbana de Malambiente..
De todos modos, no te quedes en casa esperando que el teléfono suene. El país está pasando un momento duro y estamos en un mundo difícil donde no sólo el pez grande se come al chico sino que- lo que es peor-, el pez grande no responde las llamadas telefónicas del pez chico.
Circula, camina, golpea puertas hasta que se le pelen los nudillos,o - mejor aún – toca el timbre cuando la madera de la puerta sea demasiado áspera y rugosa.
Lo importante es salir a la calle, dejarse ver muchas veces en muchas partes hasta que - tal vez- terminen pagándote un sueldo con la condición de que desaparezcas de la vista y no molestes más golpeando las puertas durante un par de meses.
Lo que sí funciona a veces es psicopatear a quien te entrevista diciéndole algo así como: “Vengo de parte del Licenciado Luis Méndez. Me contó todo acerca de usted, y me dijo que no dudaría en ofrecerme un buen puesto en la empresa”. Quien te entrevista se quedará helado. Mientras el hombre trata de recordar desesperadamente a Méndez, tú háblale en ganadora. Las mujeres ganadoras no sonríen.
La sonrisita es el último recurso para cuando ya te echaron flit al detectar puré de espinacas en la solapa, señal inconfundible de perdedoras natas. Ahí sí puedes sonreír, hacerle masajes en la nuca al entrevistador y bailarle la danza de los siete velos. Mientras eso no suceda, tú sigue seriecita, hablando de tus capacidades laborales tan apreciadas por el tal Luis Méndez. Todos los jerarcas tienen grandes culpas y deben grandes favores, por lo cual, antes de que él llegue a averiguar si el licenciado Méndez existe, tú ya estarás instalada en una oficina con vista al río, pidiéndole un capuccino a Andrés, tu asistente de ojos verdes, y preguntándole a qué hora tienes el almuerzo con los miembros del directorio. Luego indícale a tu asistente – a quien ahora le dices “Andy”- que le avise a las diez personas que tienes cargo, que si no terminan el trabajo de hoy, tú misma elevarás un memo al Licenciado Luis Méndez diciéndole quién se queda en el staff y quién será indefectiblemente despedido.
¿ Quién dijo que las mujeres de 40 no llegan a cubrir cargos ejecutivos?
Por último, si no logras conseguir trabajo,no es tu culpa .
Toda mujer sin dinero puede echarle la culpa al techo de cristal de la sociedad machista que impide que las mujeres asciendan en sus cargos, y quedarse tranquilas en casa mirando telenovelas, sabiendo que si estuviera trabajando, tarde o temprano se toparía con el techo de cristal, por lo cual no vale la pena el intento.
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